*Perdió Piso el Protagónico Subsecretario al dar Peso Moral y no Legal a López Obrador
Por Miguel A. Rocha Valencia
Sin duda, la determinación de la Junta de Coordinación Política del Congreso de la Ciudad de México de disminuir el personal presencial en todas sus instalaciones y sesiones, es una de las mejores y que debieran imitarse. O tal vez faltó suspender las sesiones de pleno; los legisladores no son Superman.
El caso es que en esta incertidumbre derivada de la presencia del COVID-19 en México, crecen los temores ante acciones o inacciones que resultan desconcertantes, como el hecho de mantener abiertos los cielos de nuestro país y convertirse en un destino-refugio para viajeros. De hecho, Jorge Gaviño, el vicecoordinador de los diputados del PRD apuntó la existencia de graves fallas en las políticas públicas respectivas.
Hizo notar, por ejemplo, la ausencia de pruebas rápidas para un diagnóstico certero de enfermos; personas que llegan de países con alta incidencia de coronavirus ingresan sin restricción e incluso si alguna se reporta, pero asintomática, sólo le recomiendan quedarse en casa.
Extraoficialmente nos enteramos que Hugo López-Gatell, se reunió con el embajador de China en México, Qiu Xiaoqi, a quien le solicitó proporcionar unidades de diagnóstico rápido, ya que en el país sólo hay 30. Por eso la instrucción de que quien esté enfermo se recluya en su domicilio y de aviso para que vayan a checarlo.
El subsecretario, también enseñó el cobre de servilismo hacia su jefe Ejecutivo. Con su protagonismo es incapaz de indicarle al tabasqueño que no debe convocar a concentraciones; no es que él se pueda enfermar, sino que, por encabezar mítines, pone en riesgo no sólo a los acarreados asistentes, también a las familias de estos y podría propiciar un crecimiento de la pandemia en nuestro país.
De acuerdo con los especialistas en epidemiología e infectología, las medidas que se están tomando de distanciamiento social son buenas, pero que sucede en las Cámaras legislativas y conferencias de prensa. Nada, continúan, con menor personal, empero siguen y con ello el nivel de riesgo se mantiene.
Lo esencial sería que las instrucciones de aislamiento fueran de carácter general y obligatorio. No es un juego y así como una persona común es capaz de enfermarse o ser transmisora, también un político, llámese presidente de la República, senador o diputado.
En suma, el aislamiento social debe ser general. Más se perderá entre mayor sea el número de enfermos que si se propicia el aislamiento de todos. Incluso las sesiones de comisiones de Congreso se pueden realizar de manera electrónica.
Inclusive, López-Gatell, quien de por sí tiene fallas graves en su historial de funcionario, ahora se ve peor, no sólo cuando da al presidente una fuerza moral, y no el peso político y legal para asumir responsabilidades frente a realidades científicas de las que no está exento, aunque fuera un santo.