Por Jesús Michel Narváez
Todo comenzó en diciembre. Cuadrillas de trabajadores de las diversas alcaldías de la Capital del País tenían urgencia de realizar las obras. Porque el Presupuesto Participativo no se usó en 11 meses y había que gastarlo.
Comenzaron por remover las viejas banquetas y colocar concreto hidráulico en las nuevas. No terminaron. Se fueron de vacaciones. En febrero regresaron a sus labores. La lentitud es su divisa. El desorden su chalán.
En barrios centenarios como Tlacopac, el rincón norte de San Ángel, un pueblo protegido, pero al que destrozan paulatinamente.
Información oficial revela que la clasificación urbana de Tlacopac ha estado asociada a San Ángel y San Ángel Inn, considerados como un conjunto. Tlacopac fue incorporado en la Declaratoria de Zona de Monumentos Históricos, publicada el 11 de diciembre de 1986 en el Diario Oficial de la Federación; y en la de «Zona Especial de Desarrollo Controlado» (ZEDEC) de 10 de junio de 1993 en el Diario Oficial de la Federación (hoy “Programa Parcial de Desarrollo Urbano para San Ángel, San Ángel Inn y Tlacopac”).19
El 5 de agosto del 2010 se publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el decreto en el que se declara al conjunto urbano-arquitectónico (barrios, callejuelas, callejones, plazas, jardines, conjuntos religiosos, casas, entre otros) del antiguo pueblo de San Ángel, incluyendo Tizapán, San Ángel Inn, Altavista, Campestre y Tlacopac, como Patrimonio Cultural Tangible de la Ciudad de México y al conjunto de sus expresiones culturales (festividades, manifestaciones artísticas, ferias populares, procesiones, exposiciones de arte entre otras) como Patrimonio Cultural Intangible.
Wikipedia publica que “Estas declaratorias establecieron reglas y límites para el desarrollo urbano. Diversas solicitudes de permisos particulares de construcción y de desarrollo de corredores comerciales han encontrado la oposición de asociaciones y grupos de vecinos. Las propuestas de reclasificación de San Ángel, San Ángel Inn, Campestre y Tlacopac han sido materia de protestas y discusiones en la prensa periódica, así como en las instancias gubernativas de la Ciudad de México”.
Pues sí Están las declaratorias y la especificación de zona protegida. Pero habitantes de Tlacopac y Campestre viven días de angustia, cuando los trabajadores del Sistema de Agua de la Ciudad de México apoyados por cuadrillas de la Alcaldía Álvaro Obregón a cuyo frente se encuentra la campechana Layda Sansores, levantan las piedras de río que cubren las calles y mantienen el espíritu del barrio y horadan para introducir los tubos y finalmente las cierran sin volver al estado original en que las encontraron.
La zona parece de guerra. Montículos que asemejan trincheras en tiempos de guerra. Canales abiertos y después rellenados con tierra y las piedras apiladas en espera de volver a su sitio.
No se vale que a una de las pocas colonias, barrio, que ha resistido el embate del tiempo y en donde en algunas casas se colocaron leyendas como “El Rincón del Silencio”, le quiten su belleza en aras de pavimentar las calles para que rueden los vehículos poniendo en riesgo la vida de centenares de personas de la tercera edad, que son las que viven en la zona. ¿Quién puede parar este irracional intento de cambio?
Ojalá y la Jefa de Gobierno se diera una vuelta y comprobara cómo destrozan todo.
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