Por Jesús Michel Narváez
Miguel Ángel López Farías, conductor del programa Urbe de Hierro que se transmite por ABC-Radio en el 76º de AM y compañero de esfuerzos profesionales, me comentaba que Chiapas ya recibió la invitación para vivir junto a Satán, en medio de fuego quemante y destrozos humanos.
Me explico: Chiapas, a pesar de ser la entidad que cuenta con los mayores caudales de agua, está sedienta… en sus campos, praderas, selva, montañas.
Año con año, me decía Miguel Ángel, los incendios se propagan y matan a miles, cientos de miles, de animales; destruyen zonas de flora irrepetibles.
Y en Chiapas, la ola guinda representada por su gobernador Rutilio Escandón, no se cuenta con brigadas antiincendios ni siquiera con guardabosques que pudieran lanzar una alerta en tierras en las que el desierto no existe físicamente pero sí en las decisiones gubernamentales.
Me notar que la “humanidad” se volcó en críticas y ayuda por los siniestros en la Amazonia y en Australia. Nadie, sin embargo, se fija en Chiapas, en donde como pregona el presidente López Obrador, los neoliberales la marginaron y olvidaron por completo.
Hoy gobierna uno de los que conforman su tribu y tampoco hay medidas de mitigación y prevención para paliar los efectos que año con año se registran en la entidad a causa de los incendios.
Se afirma que la administración federal borró del mapa presupuestal a la Comisión Nacional Forestal a cuyo resguardo estaba combatir los flamígeros eventos. Cierto o mito, lo que es realidad está a la vista: Chiapas no cuenta con mecanismos para apagar los fuegos… los de verdad, porque para bañar de agua a los protestantes de las acciones gubernamentales, vaya que don Rutilio tiene experiencia.
Los climatólogos coinciden en que 2020 será un año de sequía como pocos se hayan registrado. La sequía tiene una primigenia consecuencia: la pradera se incendia a la menor chispa y no hay Tlatoani alguno que lo impide. Quizá Tláloc o San Isidro Labrador si no están ocupados en Chihuahua, Durango, Jalisco, Guanajuato, por citar algunas entidades, se den tiempo de darse una vueltecita por Chiapas aunque no sean bien recibidos por el ciudadano gobernador.
¿Hay que esperar que el territorio chiapaneco se incinere para tomar providencias?
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