En México, la telenovela no rompe el molde: Florence Toussaint

Aunque en los últimos años las telenovelas han intentado modificar sus contenidos, el género sigue siendo estrecho y “ya no intenta romper con el molde” consideró la analista de medios de comunicación Flourence Toussaint, en el marco de la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería (FIL).

En la presentación del libro: De Gutierritos a Nada Personal. Un viaje por la telenovela mexicana, que se presentó en el auditorio Bernardo Quintana del recinto de Tacuba, se contó con la participación de Jacaranda Correa, la autora y de Juan Guillermo López como moderador.

En casi una hora, los ponentes disertaron sobre este entretenimiento televisivo, que nació en 1958 con Senda Prohibida y sería Gutierritos, la segunda historia que reafirmará el melodrama televisivo como el favorito de los hogares en América Latina y después, de todo el mundo.

“Tan es así en el extranjero no se habla de soap opera, como inició en Estados Unidos, que sería el equivalente, se le llama telenovela, así que ya es denominación de origen”, expresó Toussaint al auditorio, donde reconoció que en la actualidad, ”las novelas” suelen ser elásticas hasta cierto punto.

“Pero luego vuelve la rigidez. Es entonces, cuando (la telenovela) busca imponer el statu quo, es decir, intenta que las formas de vida no cambien, permanezcan los prejuicios, las discriminaciones entre los ricos y quienes sobreviven con lo mínimo indispensable, eso sigue estando”.

La analista agregó al respecto, que si bien Nada Personal y Mirada de mujer establecieron una serie de parámetros distintos, fue mucho más en el aspecto de la producción que en el contenido mismo “y las telenovelas por supuesto ya no intentan romper con el molde, que son varias de Tv Azteca y Televisa, pues vuelven efectivamente a casarse con ese estereotipo sino no serían telenovelas”.

Asimismo, la autora puntualizó que por otro lado, la industria no ha logrado “transformarse al ritmo de la tecnología y de los nuevos públicos, ya no somos los mismos, ya cambiamos. En eso, la telenovela tradicional no ha cambiado”.

Entre el público se encontraba el historiador Miguel Sabido quien recordó que en 1961 tenía una beca de escritores junto con Pita Dueñas, Vicente Leñero e Inés Arredondo y el productor Ernesto Alonso los buscó porque necesitaba escritores “porque hacía 12 telenovelas al año” y mencionó que a la trama que escribieron en ese entonces le cambiaron el título a Las momias de Guanajuato, lo cual disguró mucho a los literatos.

“A eso se refería la filosofía de Emilio Azcárraga abuelo (Vidaurreta), que decía que la televisión tenía que ser familiar, familiar, familiar y comercial, comercial, comercial y con eso hizo ese emporio que todos conocemos”, concluyó.

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