El Colapso de los Partidos Políticos Mexicanos en 2020

Los Dados de Dios

*Todos los Partidos Políticos Están en Crisis

*En el Cementerio Político Varios Desde 2000 a la Fecha

*¿Será que el Síncope se Presenta en el Sistema?

Por Nidia Marín

En México todos los partidos políticos de su sistema están en crisis. Lo que se está viviendo se sintetiza en que hoy se observa cierta incapacidad en los partidos para conservar entre una elección y otra a sus militantes, así como incrementar o por lo menos sostener los resultados electorales.

Hay problemas. El PRI no está sólo en su dolor. Nunca lo ha estado nacionalmente y tampoco en lo internacional. Así como en el año 2000 perdió por vez primera la presidencia de la República, varios partidos dejaron de serlo como sucedió con el Partido de Centro Democrático, encabezado por Manuel Camacho Solís y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (fundado por veteranos de la Revolución Mexicana) que llegó a su fin tras 46 años de participación política. Se fueron al cementerio político.

El Partido Acción Nacional con su triunfo, en aquella ocasión fue la causa de las desdichas no sólo priistas, vía el aspirante a la grande Francisco Labastida Ochoa, sino también de otros suspirantes, Porfirio Muñoz Ledo que contendía por el PARM; Manuel Camacho Solís que lo hacía por el Partido del Centro Democrático; y Gilberto Rincón Gallardo que iba por Democracia Social. Tácitamente estos tres partidos desaparecieron del mapa político mexicano.

Pero el PAN tampoco las trae todas consigo. Sus divisiones y problemas internos lo tienen en jaque.

Hoy tras el triunfo en 2018 de un Movimiento, no de un partido político, el Revolucionario Institucional recibió, en esta ocasión, el golpe más severo de su historia. Hoy está menguado, aborrecido por muchos, solitario, sin rumbo y entregado a los avatares de quien está en la Silla del Águila.

Igual ocurrió con el Partido de la Revolución Democrática, mismo que dentro de tres meses, en mayo, cumple 31 años de haber sido fundado, pero que en las pasadas elecciones como aliado del PAN obtuvo el peor resultado electoral que ya se ganó el adjetivo de debacle, al dejar de existir en varios estados de la República y, además, sobrevivir en un abandono de miles de quienes fueron sus militantes.

Pero a otros partidos les fue peor y tuvieron que decir adiós, como fue el Partido Encuentro Social que permaneció en el candelero electoral tan sólo cuatro años: de julio de 2014 a septiembre de 2018. Otro fue Nueva Alianza, nacido en 2005 y finalizado en 2018.

El PRI, pues, en lo nacional no ha estado solo en sus desdichas. Tampoco en lo internacional. Sólo hay que recordar lo sucedido en Francia con el Partido Socialista que con el triunfo arrollador de Macron lanzó al quinto sitio al Partido Socialista que fuera el anterior ganador con Francois Hollande en la presidencia, quien ha sido considerado el más impopular de los mandatarios.

Y como a cada capillita le llega su fiestecita, el partido de Macron, en las elecciones de mayo de 2019, perdió frente a la ultraderecha de Reagrupamiento Social que encabeza Marine Le Pen.

Algo similar sucedió en Rusia, también el año pasado, donde el Partido de Vladimir Putin fue derrotado en casi la mitad de los distritos.

Será que en México estamos viendo algo más profundo hoy que Morena, no obstante estar en el candelero, vive una de las peores crisis de la historia de cualquier partido, al tiempo que el Instituto Nacional Electoral está siendo acosado a diestra y siniestra.

Ante una problemática similar Henry Dietz y David Myers han escrito:

“El derrumbe de un sistema de partidos implica también, casi con certeza, que hace falta no sólo una enorme tarea de reconstrucción de partidos, sino también un esfuerzo por recuperar la confianza del electorado. Al mismo tiempo provee oportunidades a políticos personalistas de oposición a la élite gobernante, o puede verse como un pretexto para que ocurra un golpe de Estado militar (justificado con base en la inestabilidad), posibilidad ésta que puede muy bien tender a intensificar el estado de incertidumbre en muchas formas”.

Precisan, además, en un trabajo publicado en Scielo en 2002:

“Por tanto, se hace crucial la capacidad de identificar tanto teórica como experimentalmente las condiciones y etapas que caracterizan el colapso de un sistema de partidos, y el estudio de los mismos merece una atención más seria de la que ha recibido. No son comunes los estudios de casos de colapsos sistémicos en naciones particulares y los estudios comparativos son aún más escasos. Este artículo compara a Venezuela y Perú, así como el derrumbe de sus sistemas de partidos políticos que ocurrió más o menos simultáneamente a finales de los años ochenta e inicios de los noventa. La escogencia de estos dos países no es para nada al azar; como lo discutiremos más adelante, estos dos países latinoamericanos proporcionan una base especialmente fructífera de comparación”.

Ante la situación que se vive en México prácticamente en todos los partidos es necesario reflexionar y buscar los mecanismos más convenientes. ¿O no?

 

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