Día de la Bandera

*La Compilación de una Historia, Contenidos e Insignias

*Representa a un Pueblo con un Pasado en Común

*En México Está Penado Quemarla Como Protesta Callejera

*Identidad de Modales, Ante Amenazas y Asechanzas Externas

Por Ezequiel Gaytán

El próximo 24 de febrero los mexicanos honraremos a la Bandera Nacional o lábaro patrio debido a que es un símbolo y un emblema fundacional de unidad y sentido de identidad y pertenencia. Lo cual significa, también, pasado, presente y futuro de lo que fuimos, somos y anhelamos ser.

Desde un punto de vista simplón, una bandera es una pieza de tela, usualmente rectangular que se utiliza a fin de identificar a una nación y para algunas personas se trata de fetichismos nacionalistas que carecen de importancia. Para otros se trata de un sistema de transmisión de señales y comunicar, tal es el caso entre marineros.

Sin embargo, más allá de esas visiones unidimensionales, una bandera es una compilación de historia, contenidos, símbolos e insignias que representan una colectividad o un pueblo con un pasado en común, un presente en común y el deseo de un futuro en común, es decir la creación de una comunidad solidaria y hermanada al amparo del bienestar y la paz.

Hoy en día, una bandera representa a un país y, en nuestro caso, también es símbolo del sincretismo de la mexicanidad, pues en ella encontramos nuestras raíces precolombinas e hispánicas.

Los símbolos que usualmente las naciones establecen en sus banderas se vinculan a la libertad, justicia y nacionalidad y tienen protocolos establecidos a fin de homenajear hechos históricos o duelos cuando se iza una bandera a media asta. Aún más, en muchos países existen leyes que precisan su uso y límites de respeto. Tal es el caso de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, publicada 1984, pues en México está penado quemar nuestra bandera como un acto de protesta callejera, mientras que, en los Estados Unidos, en nombre de la libertad, se les permite a los habitantes de esa nación quemarla o caricaturizarla.

Cursé toda mi educación en escuelas públicas y en la primaria y secundaria todos los lunes se rendían honores a la bandera y cantábamos “Toque de Bandera” que conocemos como “Se levanta en el mástil mi bandera”. Ello fue una enseñanza de nuestra historia y se impregnó en mí el respeto a lo que simboliza el lábaro patrio. Algunos dirán que soy una víctima más del conductismo psicológico revelado por Frederik Skinner y, en efecto, hay algo de verdad en esa explicación. Empero todas las naciones tienen banderas y sus habitantes las honran y respetan. Luego entonces, ¿a qué se debe que las naciones tengan banderas y sus habitantes las quieran?

Son muchas las respuestas y van más allá de una explicación conductista, pues sociológicamente los seres humanos para sobrevivir como sociedad requerimos de usos, costumbres y protocolos de convivencia armónica y pacífica. Lo cual significa identidad de modales, protección ante amenazas y asechanzas externas, representaciones lúdicas basadas en explicaciones existenciales acerca de nuestras raíces fundacionales místicas y míticas y proyección hacia un futuro mejor y más benigno que nuestro presente.

La semiótica es la disciplina o ciencia que estudia los diferentes sistemas de signos y símbolos que permiten la comunicación entre individuos, sus formas de razonamiento, funcionamiento, recepción y retroinformación.

De ahí que las banderas son objeto de estudio junto con la teoría de los nacionalismos y lo que se concluye de dichos estudios es que los seres humanos necesitamos identidad individual y social. Que el gregarismo es natural a nuestra especie (Aristóteles lo expresó mediante su famoso axioma “El hombre es un animal político”) y como tal, debido a nuestra conciencia creamos pendones y emblemas cuyos símbolos se representan con colores, animales reales e imaginarios, ideas teológicas y objetos de la naturaleza entre otros, a fin de darnos a nosotros mismos la capacidad de realización al amparo de una comunidad.

La bandera es una expresión existencial de los pueblos y se opone a la indiferencia, pues es símbolo de continuidad, humanización y le confiere sentido y significado al grupo social. Es cierto que las banderas han exigido sacrificios, pero no es su razón de ser. De ahí que honrar a la bandera mexicana es una oportunidad a fin de que el actual gobierno convoque a la unidad de los mexicanos en torno a un anhelo de nación y no a un programa de gobierno o alguna ocurrencia entonada al azar.

 

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