Por Jesús Michel Narváez
Uno supondría que la curva de aprendizaje gubernamental tuvo suficientemente para ser enderezada. Pero no fue ni es así.
Probablemente la furia contenida por años y que tiene como primigenia labora destruir todo lo que en el pasado se hizo, llegó a la actual administración a no entender que los edificios se construyen a partir de los cimientos no derruyéndolos.
El caso del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) es digno de psiquiatría. En el pasado se llamaba Seguro Popular, pero el Ciudadano Presidente consideró públicamente que “ni es seguro no es popular” y diseñó la tumba para darle evangélica sepultura.
Ahora resulta que al iniciar formalmente sus funciones no cuenta con reglas de operación, los gobernadores (por lo menos los del PAN y algún priísta) no están de acuerdo en que les quiten las facultades para atender a sus gobernados y, además, no comparten el centralismo que pretende la 4t de los servicios de salud.
Eso sería lo de menos. Podría ser postura política. Lo grave es que del Seguro Popular desaparecieron 40 mil millones de pesos que nadie sabe en dónde están; más terrible es que a partir del uno de enero se cobrarán cuotas que irán de 400 a 6 mil pesos, como lo dijo el secretario de Salud, Jorge Alcocer, contrariando al Ciudadano quien horas antes había dicho que todo sería gratuito.
Hay falta de medicamentos, de enfermeras, de médicos, de equipo para cirugía. Y no hay dinero. Sin embargo, Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la poderosa comisión de Presupuesto y Cuenta Pública justifica las fallas “porque apenas acaba de iniciar sus operaciones”.
Será el sereno o el silbato del árbitro, pero lo cierto es que antes de que se instalara el Insabi, y se borrará el Seguro Popular los que menos tienen, los pobres en serio, contaban con servicios y medicamentos.
Ahora no. Y el Ciudadano le resta importancia al tema de la salud de quienes lo llevaron al poder… la gran mayoría de los pobres.
Frente a la indiferencia presidencial, hay que preguntar si este es el inicio del sistema de salud como el de Suecia o Noruega.
¡Vaya inicio! Y lo que viene no augura muchos votos para el 2021. ¿O habrá perdón y olvido de quienes pierdan un familiar por falta de apoyo del Insabi?
Veremos.
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