La industria mexicana arrastra 14 meses de recesión y desde el segundo trimestre del 2018 inició un proceso de desaceleración “que no tuvo un diagnóstico adecuado”, advirtió este viernes un estudio del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
El reporte, publicado en La Voz de la Industria, señala como principal causa del fenómeno el debilitamiento de las manufacturas, pues solo tres de sus componentes presentan un crecimiento superior al 1 por ciento hasta noviembre: los accesorios y aparatos eléctricos (1.7 por ciento), los alimentos (2.8 por ciento) y los derivados del petróleo (9.9 por ciento).
En el primer periodo analizado, de marzo del 2018 a junio del 2019, la principal afectación provino de la contracción de la construcción, la recesión en la minería, y el retroceso de la inversión pública en infraestructura física, en particular en Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco y Estado de México.
“Durante esa primera etapa, la reconfiguración del presupuesto público y la moderación en la inversión total, nacional y extranjera, exacerbaron la desaceleración industrial y la llevaron hacia una recesión”, afirma el estudio.
En la segunda etapa, desde julio pasado, la desaceleración industrial de Estados Unidos debilitó la manufactura y el comercio, en particular al sector automotor, que cerró el 2019 con una caída de 4.10 por ciento en la producción y de 3.35 por ciento en exportaciones, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En su comparación anual, la actividad industrial retrocedió 1.7 por ciento en el mes de noviembre en comparación con el mismo mes del 2018, informa el IDIC.
“(Es) el más bajo en los últimos tres inicios de sexenio, aunque superior a lo observado durante las administraciones de Ernesto Zedillo y Vicente Fox”, observa el estudio.
Además, en noviembre, las manufacturas se contrajeron en 2.2 por ciento y la construcción en 3.2 por ciento, añade el documento, que detalla que la relevancia de estos sectores condicionó que el sector industrial profundizara su tendencia negativa.
Para el 2020, la investigación percibe como retos la persistente debilidad de estos sectores, además del fin de la expansión económica de la generación, transmisión y distribución de electricidad, agua y gas, que creció 3.1 por ciento en noviembre a tasa anual.
Como factores externos, enfatiza la “fase negativa” del ciclo industrial de Estados Unidos, con un pronóstico “negativo” de su industria automotriz, pese a la posible ratificación del nuevo Tratado comercial de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
También destaca el retroceso económico de Alemania, la salida de Reino Unido de la Unión Europea (“Brexit“) y la volatilidad de las economías de Asia y Medio Oriente.
“México enfrenta el reto de establecer un programa de política industrial que le permita superar la actual coyuntura: en esta ocasión no hay alternativas, sin una industria fuerte la economía mexicana se encontrará expuesta a la inercia global y local de la recesión industrial”, concluye el IDIC.
El término recesión causa debate en México desde noviembre, cuando el Inegi, al ajustar los datos económicos, reveló que el PIB se contrajo 0.1 por ciento durante tres trimestres consecutivos desde el periodo octubre-diciembre de 2018, y creció un 0 por ciento en el tercer trimestre.
Aunque especialistas, como Moody’s Analytics, argumentan que la economía mexicana está “en recesión técnica” por reportar tres trimestres consecutivos de contracción, otros organismos, como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la descartan.