Por Susana Vega López
Con mis mejores deseos para todos nuestros lectores.
Que la Navidad los colme de felicidad y que 2020
sea de mucha salud, prosperidad, logros y éxitos.
Cerámica porcelanizada, barro, yeso, plástico, hueso, madera, papel, resina, yeso cerámico, cartón, papel maché, vidrio y metales son la materia prima que usan los artesanos para elaborar figuras que parecen cobrar vida en verdaderas obras de arte al realizar los tradicionales Nacimientos que se exhiben en el mes de diciembre.
El objetivo es que no muera la costumbre –en muchos hogares, comercios, oficinas, plazas públicas, escuelas, calles y más lugares- de representar la llegada del Niño Jesús, según la tradición católica.
Con sus manos creativas, los artesanos elaboran verdaderas obras de arte que exponen y venden en diferentes lugares, en este caso, nos referiremos a la Ciudad de México donde las fiestas y ferias siempre están presentes como la primera exposición de Nacimientos y Piñatas de la CDMX que inauguró la Secretaría de Turismo local, al frente con Carlos Mackinlay, el pasado 16 de diciembre y que permanecerá hasta el próximo 7 de enero.
Turistas y visitantes se asombran y maravillan al recorrer Paseo de la Reforma en el tramo que va de la Diana (calle Sevilla) a El Ángel donde se exhiben alrededor de 20 nacimientos y más de 40 piñatas. Los tamaños son variados, desde 60 centímetros a más de metro y medio; las piñatas son de hasta dos metros de diámetro.
Paseo de la Reforma, por cierto, luce con un sinnúmero de plantas de Nochebuena, flor originaria de México; un regalo de nuestro país para el mundo que su nombre original, en náhuatl, cuetlaxochitl, significa “flor de los pétalos resistentes”. Cabe señalar que esta planta –bautizada por los españoles como Noche Buena porque florece en diciembre- para los aztecas, simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban a su dios Tonatiuh, El Sol, en espera de que los hiciera más fuertes en sus guerras.
Los nacimientos tienen su origen desde hace muchos siglos. Se dice que el Papa Sixto III ya celebraba la Noche Buena en un escenario parecido a Belén que mandó construir en una iglesia, pero se reconoce a San Francisco de Asís como el creador de los Nacimientos en 1223 cuando recreó un Nacimiento con personas y animales vivos, una especie de cuadro teatral.
Y si de nacimientos se trata, los artesanos mexicanos hacen gala del arte popular mexicano con “La Feria de los Nacimientos” en la alcaldía Venustiano Carranza que se realiza desde hace más de cien años. Ahora, la sede se encuentra en el Velódromo Olímpico “Agustín Melgar”, saliendo del metro Velódromo.
Alrededor de cien familias provenientes de Jalisco, Estado de México y de la CDMX se instalan en el mes de noviembre y permanecen durante tres semanas en sus puestos donde exhiben y venden figuras como María, José, El Niño Dios, Los Tres Reyes Magos, aldeanos, campesinos, pastores, además de animales como el burro, el toro, borregos y aves de corral, a precios de productor, sin intermediarios.
En la gran Feria de los Nacimientos –que terminó el pasado 21 de diciembre- la creatividad es asombrosa al representar a personajes con ojos de vidrio y pestañas naturales con lo que adquieren un brillo especial; personas con turbantes, mascadas, o tiaras, según el gusto, para dar un toque distinto.
Santiago, del Estado de México, es un joven que se dedica a la elaboración de figuras de nacimiento que consta de ocho piezas donde se incluye a los tres Reyes Magos, María, José, el Ángel, el burro y el toro; otros nacimientos incluyen la figura del Niño Jesús.
Carmen, artesana con más de 30 años en la decoración de nacimientos, dice que lleva 10 años viniendo al Velódromo y explica que unos hacen la pasta, otros pintan y otros decoran.
Es tal la variedad de figuras de gran calidad y manufactura que es difícil para quienes acuden a la Feria señalar cuál es la mejor. Aquí se muestra la creatividad de los artesanos de estos estados que pareciera que están en una competencia donde el detalle es una característica.
Es de mencionar que estos nacimientos han sido exportados a muchos países donde todavía perdura la tradición e, incluso, han ganado premios internacionales que han dado renombre y prestigio al país.
Estas obras tienen tal calidad que en otros países se venden como propias a precios más elevados. Se sabe que importadores de diferentes nacionalidades las presentan como propias y las exportan, a su vez. “Llegan algunos mexicanos presumiendo que compraron un Nacimiento en Europa o Estados Unidos y resulta que fueron hechos aquí en México”, señaló Juan, de Tlaquepaque, Jalisco.
Allí se quedan las figuras de trabajadores, músicos, gente ordeñando, cargando bultos, mujeres con niños tomados de la mano o amamantándolos, jóvenes tocando algún instrumento ya sea la flauta, el tambor, aldeanas cargando jarros de agua, animales como burros, aves, costales y más que esperan ser adquiridas.
Esta es una más de las tradiciones que tenemos los mexicanos y que es necesario apoyar para que se preserven.