*El Viejo Estilo Priista Renace en Cada Sucesión
*Los que Sentaron a la Mesa del Actual Gobernador
*Y los Aspirantes Morenistas, son Todo un Caso
*El Hombre que Sufragó los Viáticos de AMLO
*Empresarios y un Médico que se Mueve en Washington
Por Rafael Navarro Barrón
Una simple fotografía, durante la cena navideña con alcaldes y legisladores de Chihuahua, motivó una serie de comentarios en torno a la sucesión política en el Estado de Chihuahua. Tristemente se sigue creyendo que la pre-elección de candidato al gobierno estatal y los prospectos a alcaldes, se deriva de la cercanía con el gobernador en turno.
El viejo estilo priista renace en cada sucesión política en el Estado de Chihuahua. El hecho de que Javier Corral siente en su mesa a la alcaldesa de Chihuahua, Maru Campos; al presidente municipal de Ciudad Juárez, Armando Cabada y al senador panista Gustavo Madero, sea motivo de especulaciones, no es suficiente para determinar la sucesión en la entidad chihuahuense. Esto va más allá.
El fallido gobernador de Chihuahua, “el peor de la historia moderna”, como le han acuñado los políticos que se oponen a su gobierno, está tan descalificado dentro y fuera de su partido que difícilmente podrá incidir sobre el futuro de la entidad.
Un hecho irrefutable es la forma en que se divierte con la política la alcaldesa de Chihuahua, Maru Campos que pasó de ser una política aprensiva al inicio del actual gobierno y en la actualidad juega con la sucesión, otorgándole la frescura necesaria para ignorar a su jefe político.
Y la euforia se manifiesta con los morenistas, uno de ellos considerado un auténtico truhan de la política, el senador Cruz Pérez Cuellar; el otro, el amigo cercano a Andrés Manuel López Obrador y quien lo representa política en Chihuahua, como el súper delegado, me refiero al empresario Juan Carlos Loera de la Rosa.
Loera no es un simple amigo. No es un simple cercano, sino un hombre bien ubicado en la cadena de favores que atendió al actual presidente de la república durante la extensa campaña política para llegar a Palacio Nacional.
Loera de la Rosa, a veces quejándose de la inversión a cuenta de sus finanzas personales, “paseó” a López Obrador por Estados Unidos y Europa y sufragó los viáticos de AMLO en su larguísima precampaña política.
Eran los tiempos del AMLO en el que nadie creía y cuya llegada al poder se veía remota e imposible. Fue allí donde Loera intervino.
Muchas veces refirió la inversión y su condición de empresario venido a menos por meterse a la política. El creyó en López Obrador y López Obrador creyó en él.
De allí viene el anclaje y la idea firme de que López Obrador, afín a su terquedad, decidirá por el empresario y súper delegado de Chihuahua pese a la cadena de quejas, nepotismo, ineficiencia, malos manejos, imposición de candidatos, yerros políticos, apoyo a funcionarios de otros partidos que son contrarios a su patrón AMLO, amoríos convertidos en líos de falda y todo lo que se acumule en los próximos días.
La política chihuahuense no deja de lado al priista (posiblemente ex militante de ese partido) mejor posicionado en la actividad electoral, en este caso el empresario Héctor Murguía Lardizábal. Muchos creen que el popular Teto pueda tomar una decisión de último minuto –esto sería el año 2020- y anunciar que ha decidido participar como candidato por alguno de los partidos que están huérfanos de candidatos.
Y cuando todo esto ocurre, un sector muy bien posicionado de empresarios chihuahuenses, hartos de los políticos tradicionales y de los corruptos que se han apersonado para un cargo de elección popular, está apostando a un médico con varias especialidades que se mueve en las altas esferas del gobierno de Washington, la ONU y la alta aristocracia, esa que trabaja a la par con los personajes que se mueven a nivel de alcoba en la residencia del actual presidente de México.
Se trata de Alejandro Díaz, de la emblemática casta empresarial dedicada al ramo de las gasolineras en Ciudad Juárez. Le llaman “el caballo negro” porque podría ser un candidato natural en caso de que el presidente decida no arriesgar a su amigo y financiero Loera de la Rosa.
La realidad en el Estado chihuahuense se viste actualmente de muchos colores. Tras del desastroso gobierno de Javier Corral se ha tejido una frase lapidaria que dice: “después del gobernador huevón (así le dicen al panista) cualquiera puede llegar a la silla de gobierno”.
Y ese “cualquiera” brincotea de café en café, sujeto a especulaciones, a infinidad de versiones pero que se centran en la intención de sobrevivencia de cientos de medios de comunicación y periodistas en toda la entidad.
El apoyo económico hacia los medios de comunicación se transfiere desde los municipios más grandes de la entidad, dado el cierre de las finanzas públicas del gobierno de Javier Corral a los medios.
Los propios privilegiados tienen que arrodillarse en palacio y practicar la genuflexión como un método de coacción emocional al gobernador fallido.
La crítica ácida se concentra en el gobernador del Estado, en los políticos de Morena y en los aquellos que no pagan el derecho de piso periodístico.
(Esta historia continuará)