Ante una perspectiva de mayor –o al menos igual– flujo migratorio en México para el año entrante, el director de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), Andrés Ramírez, apela a que cada país se haga responsable de las personas que le solicitan regularización o protección.
“No hay ningún indicador para pensar que las cosas mejoren en los países de origen de los migrantes, así que seguirán los números grandes (…) Está claro que México no está de acuerdo en ser un tercer país seguro, no tanto por la capacidad (de atención), sino porque es una responsabilidad que le corresponde al país que recibe a los solicitantes (de asilo o refugio)”, comentó a La Jornada.
Una delegación, encabezada por funcionarios de la Secretaría de Gobernación (SG), viajó anoche a Ginebra, donde martes y miércoles se realizará el primer Foro Global de Refugio.
México presentará una lista de 32 compromisos para fomentar la integración de los extranjeros que piden quedarse aquí.
Ramírez subrayó la importancia de que cada nación atienda a las personas que llegan a su territorio.
En nuestro caso, dijo, tenemos que fortalecer nuestra capacidad operativa y presencia a escala nacional, porque México, ante las políticas restrictivas de Estados Unidos, ya no es sólo país de tránsito, sino también de destino.
De acuerdo con datos oficiales, desde el pasado 29 de enero Estados Unidos ha enviado a México a 60 mil solicitantes de asilo para que esperen aquí respuesta a su proceso migratorio. Nuestro país los recibió por razones humanitarias y lamentó la medida unilateral de Washington.
Sin embargo, el pasado 7 de junio, con la firma de un acuerdo bilateral para detener el flujo migratorio (a cambio de que Estados Unidos no cumpliera su amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos), el país adquirió este compromiso, de recibir a miles de solicitantes de asilo.
De este mismo tema, un estudio difundido por la SG advierte riesgos de aceptar formalmente esa tendencia y convertirnos en tercer país seguro.
“La adopción de un acuerdo entre México y Estados Unidos podría poner en riesgo a nuestro país, ya que no se cuenta con una base legal que lo sustente, y una actuación de buena fe podría resultar contraproducente.
Además, México, al igual que otros países de la región, como Guatemala, no cuenta con la capacitad instalada suficiente para garantizar los estándares mínimos de un tercer país seguro, se indica en la investigación titulada El sistema de refugio en México, elaborada por Mónica Martínez de la Peña y Susana Zamora Alarcón.
El texto fue difundido por la Unidad de Política Migratoria de la SG en su revista Movilidades.
Es decir, plantean las especialistas, si bien nuestro país cuenta con un marco constitucional y legal para reconocer los derechos de las poblaciones migrantes y refugiadas, y con ello se busca respetar el principio de no devolución, es necesario valorar el contexto actual, en especial que muchos países evaden sus responsabilidades de apoyo humanitario.
Por ejemplo, Estados Unidos puso para el año en curso un límite para el otorgamiento de asilo para 30 mil personas, el más bajo desde 1980, por lo que ello significaría una mayor presión para México, especialmente para la Comar, que ha registrado en los tres años recientes un aumento vertiginoso de solicitudes.Ramírez confirmó que este año la Comar habrá recibido poco más de 70 mil solicitudes de refugio.