Por Jesús Michel Narváez
Desde el púlpito de la pureza, la voz susurrante recomendó a los criminales portarse bien para que sus mamacitas no se preocupen.
La mamá de El Chapo jamás se preocupó. Vivía en una residencia de ensueño en “algún lugar de la sierra de Sinaloa”. El Mayo ya no tiene. El Mencho no la conoció. El resto de los criminales fueron abandonados y el “amor materno” desapareció lo que los orilló a iniciar “nuevas vidas”.
Pero el Pastor insiste: pórtense bien.
Además, ya hay trabajo, les dijo en su sermón. Sí, 905 mil jóvenes están inscritos en el Programa Construyendo el Futuro y ganan ¡3 mil pesos mensuales!
La recomendación se cayó por sí sola y nadie la seguirá.
Porque un criminal de poca monta, recolector o pizcador de marihuana gana 8 mil pesos semanales. 32 mil mensuales. Casi once veces de lo que percibe un constructor de futuro.
Si bien es cierto que el dinero no es la felicidad ¡pero cómo se acerca a ella!, quienes se incorporan al crimen organizado o al narcotráfico no son ignorantes de sus futuros. Saben y bien que podrán morir en un enfrentamiento, quedar lisiados o pasar años en la cárcel. Mientras vivieron en libertad lo hicieron mejor que como estaban antes e incluso algunos lo hacen con lujos inimaginables al lado de sus señoras madres.
El Buen Pastor habló en Tamaulipas en donde los “desnaturalizados hijos que tienen preocupadas a sus mamás” amenazaron a los expendedores de gasolina con quemar sus estaciones si seguían vendiendo combustibles a las fuerzas federales.
Un reto a la Iglesia Mexicana, perdón, al Estado Mexicano que reacciona con recomendaciones de portarse bien.
Ni más ni menos. Uf.
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