En México, más de un millón de niños que viven en localidades menores a 100 mil habitantes, sobre todo de la región sur del país, tienen niveles elevados de plomo en la sangre, reveló un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Entre los principales hallazgos, el estudio identificó en 21.8 por ciento de la población infantil niveles de plomo en la sangre superiores al límite que establece la Norma Oficial Mexicana 199-SSA1-2000, ubicado en cinco microgramos de plomo por decilitro de sangre.
La mayor proporción de estos niños, con 26 por ciento, se encontró en la región sur del territorio nacional, seguidos del centro y norte del país, con 20.7 y 9.8 por ciento, respectivamente, según datos del informe publicado en la revista Salud Pública de México.
El plomo es un metal neurotóxico que tiene efectos adversos en la salud humana. Por ejemplo, es capaz de atravesar la barrera placentaria y afectar al sistema nervioso central del embrión en desarrollo, lo que hace que el recién nacido no potencialice su capacidad intelectual.
La principal fuente de exposición al metal identificada en la población general de México es el uso de loza de barro vidriado con plomo horneada a bajas temperaturas, generalmente producido en talleres alfareros. La exposición ocurre a través de los alimentos cuando el plomo se libera al entrar en contacto con estos.
En el estudio 35 por ciento de los menores reportó el uso de este material en los últimos tres meses; sin embargo, el 11 por ciento que negó utilizar barro para consumir alimentos tiene niveles elevados de plomo. La cifra se elevó a 46 por ciento entre quienes reportaron un uso frecuente.