El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no es un ente estático, ha cumplido cabalmente en su evolución, dijo el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma durante la presentación del libro que conmemora los 80 años de esa institución.
El volúmen se dio a conocer en el contexto de la 33 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en donde el director del INAH, Diego Prieto, habló de las contradicciones en que el gobierno —en varias etapas de nuestra historia, no sólo en el siglo XX— ha caído al tratar de enaltecer la importancia de las expresiones culturales de los pueblos originarios de México.
Por una parte, en algún momento, dijo el funcionario, se ha intentado frenar dichas manifestaciones y obligar a los pueblos originarios a renunciar a sus idiomas, rituales y modos de vida.
En su turno, el historiador Antonio García de León insistió en que el libro conmemorativo por los 80 años del instituto “demuestra que no todo lo que existía antes del presente gobierno era malo. No tenemos que destruir la herencia. Me preocupa que la quieran destruir porque este es un legado construido a través de luchas tremendas, sobre todo de tipo académico”.
El investigador, Premio Nacional de Arte 2015 explicó que las aportaciones de la antropología y la historiografía mexicanas son universales.
En su turno, el arquitecto José Enrique Ortiz Lanz mencionó que uno de los grandes retos a los que se enfrenta el INAH es la disparidad que existe entre los museos pequeños (que casi no reciben presupuesto) frente a los más grandes, que absorben casi todo el dinero disponible.
También puso sobre la mesa la labor de inclusión, que todavía está lejos de completarse, y dijo que hacen falta más esfuerzos y mejores programas comunitarios.
Hay que quitarse la idea de que el gobierno debe ser el responsable de los contenidos de los museos estatales, añadió, “somos polémicos, pero en el INAH tenemos capacidad para transformarnos”, concluyó.
