Ebrard y Después del Niño Ahogado; Nadie vio Venir la Decisión de Trump

De Fondo

Por Jesús Michel Narváez

Todo comenzó el 4 de agosto pasado. Ese día –de madrugada por cierto- el canciller abrió la puerta para que en Washington entraran al país con “toda la fuerza de la justicia”.

¿No recuerda que pasó ese día?

En El Paso, Texas, un “afectado de sus capacidades mentales” llegó a una tienda  de autoservicio, la cadena más grande del mundo, y disparó contra quien le presentaba blanco. Ocho mexicanos murieron y otros seis fueron heridos.

En un anuncio inesperado, Marcelo Ebrard, con la representación presidencial, comentó que la Fiscalía General de la República estudiaba ya la petición de extradición del asesino Patrick Crusius, bajo el argumento de haber cometido un acto de terrorismo.

El vocablo “terrorismo” tiene diferentes connotaciones. Sobre todo para el presidente Trump, que en todo ser humano que camine, tome un avión, cruce la frontera, tenga color diferente al naranja etcétera, un terrorista que busca derribar la democracia estadounidense, la más estable de Occidente.

Y aquella petición que le dio a Ebrard reflectores, apariciones en televisión y radio, que le mereció nota de primera plana en los diarios más influyentes del país, es la que formularon los integrantes de la familia LeBarón a la Casa Blanca.

El anuncio de Ebrard fue ignorado en Washington. La petición de los LeBarón no.

Y de ella se agarra el pelirrojo magnate que trabaja de presidente de la nación más poderosa del mundo para dar a conocer que estudia calificar a los cárteles mexicanos de narcoterroristas.

Las consecuencias serían catastróficas. En uso de sus leyes globales –violando las autonomías y soberanías de las naciones- puede, en afirmativo y no condicionado,  enviar tropas a México para combatir a los criminales, a los que el presidente López Obrador ofrece abrazos y no balazos y confirma que no enfrentará la violencia con más violencia “porque no somos como los de antes”.

Quizá por ello el canciller comunicó (?) en su cuenta de twitter: @m_ebrard que “Ya en comunicación con el gobierno de EU. Haremos diplomacia de unidad nacional para defender soberanía y decisiones propias. Saldremos adelante. Les informo avances”.

¿Con quién entró en contacto?… ¿con el guardia de la Secretaría de Estado?

Y ¿qué significa hacer diplomacia de unidad nacional?

Sin duda es tapar el pozo en donde se ahogó el niño, después de que él y nadie más que él exigió la extradición del asesino de El Paso por ser “terrorista”.

No existe razón alguna para que Trump no utilice el vocablo al referirse a los cárteles mexicanos que, por cierto, no solamente operan en territorio nacional sino a nivel global y, además, someten al ejército.

Si Ebrard ya está en contacto con autoridades de Washington lo menos que puede hacer, apegándose a la “transparencia de la 4t” es decir a quien verá “pronto”. Lo demás no deja de ser el uso faccioso de las “benditas redes sociales”.

Y pregunta al aire: ¿recibirá el presidente López Obrador a los LeBarón el próximo lunes o también le dará flojera? Ojalá y contestara, lo que sería, ese sí, un ¡milagro!

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