*La No Reelección Excelente Fórmula Contra el Caudillismo
*No desmayar Ante Proyectos, Planes, Tentativas o Seducción
*Los Triunfos Electorales en los Países Latinoamericanos
Por Silvestre Villegas Revueltas
De varias semanas atrás pero también pudiéramos señalarlo, de meses anteriores, el subcontinente latinoamericano se ha visto marcado por un número muy amplio de protestas populares cuyas razones de ser muestran un mosaico temático, porque los problemas no son iguales en un país que en otro. ¿Cuál es el denominador común o denominadores parecidos que guían tales protestas? Primero.
El profundo malestar lo reiteraron hace días los manifestantes chilenos: treinta años donde las políticas neoliberales ahondaron las diferencias sociales, y no produjeron la riqueza necesaria para que las poblaciones latinoamericanas transitaran de la pobreza que define al subdesarrollo, a un bienestar que convierte a las clases medias en los motores económicos y sociales de los países ricos como Canadá, Alemania, Japón o Australia entre otros grandes, porque el neoliberalismo ha producido cantidades ingentes de pobres en Gran Bretaña, Francia, España y los Estados Unidos, los cuales saben que no conviven con pequeños reductos de empresarios y empresas riquísimas. Segundo denominador común. En Bolivia, Ecuador o Venezuela los nacionales de aquellos países están hartos de la forma en que se han comportado en las últimas décadas gobiernos llamados de izquierda, tildados de populistas, conocidos por sus ineficiencias y sobre todo porque bolivianos, ecuatorianos o venezolanos, pero pudiéramos ampliar la lista a otras naciones, igualmente están fastidiados y desencantados de los protagonismos de sus respectivos presidentes como titulares del Poder Ejecutivo. Existe en el ADN de los políticos hispanoamericanos una tendencia por eternizarse en el poder, particularmente en la presidencia, por ello la excelente formula mexicana del sexenio, la prohibición de que el Presidente se reelija ha sido la mejor fórmula en contra del caudillismo, en contra de los golpes de estado. ¡¡A poco no, estimado lector, para el inicio del quinto año de gobierno ya sentimos que odiamos al presidente en turno!! Por ello, desde estas modestas líneas invito a los actores políticos a no desmayar en contra de todo proyecto, plan, tentativa o seducción que plantee la reelección presidencial en México. Y yo agregaría de los miembros del Poder Legislativo, aunque en la práctica llevan décadas usufructuando los dineros públicos saltando de un poder y nivel de gobierno a otro.
Hace cuatro años conocí la ciudad de Santiago de Chile y me impresionó su sistema de metro. Viejo como el nuestro, pero con un eficiente sistema de mantenimiento que lo hacía lucir impecable como su similar en tiempo de operación, el de la ciudad de Berlín, Alemania. ¿Cuánto costaba el boleto de metro? Un dólar que al tipo de cambio del 2016 era de 18 pesos mexicanos cuando en la ciudad capital pagábamos seis pesos. Me pregunté cuántos compatriotas estarían en la posibilidad económica de pagar, aparte del costo de las peseras, 36 pesos por dos viajes en el metro, o sea un poco más de una tercera parte del salario mínimo diario. Las otrora autoridades del DF, luego los rosaditos de Mancera que querían olvidar la existencia desde el siglo XVI, de la muy leal y Noble Ciudad de México, argumentaron que las pocas subidas del precio del sistema metro eran para mejorar su estado de funcionalidad, evitar el ambulantaje, etcétera. Nada ha cambiado y el aguacatoso verde gobierno de Sheinbaum gastó millones de pesos en patrullas cuando debió haberlos invertido en su totalidad en relanzar los viejos convoyes del metro. Una mayor frecuencia de los viajes en dicho sistema de transporte aminorará el crimen, el hartazgo, el cansancio y demás males que sufren los habitantes del Valle de México. Debido a semejantes carencias sociales y miopía en las acciones de gobiernos hay manifestaciones violentas en Latinoamérica.
Evo Morales. ¡¡Qué lástima!! Los datos duros que arrojan los estudios internacionales es que efectivamente sus anteriores administraciones sí lograron sacar de la extrema pobreza a buena parte de la población boliviana de raíces indígenas. Fue construyendo paulatinamente, escuelas, hospitales, empresas públicas, carreteras y demás servicios públicos inexistentes en aquella república, un esquema parecido al que ideó y luego puso en práctica la Revolución Mexicana y los posteriores gobiernos mexicanos agrupados genéricamente bajo el ribete del “desarrollo estabilizador”. En Bolivia como en México ambos procesos fueron atacados y hoy lo siguen siendo, por sectores recalcitrantes cuya visión social en ambos países es la de sociedades de “viejo régimen”, esto es, no hay movilidad social, pocos servicios públicos, deplorables condiciones de trabajo propias de la pauperización laboral en la Inglaterra victoriana y, sobre todo, una élite nacional racista, excluyente, poco productiva/dependiente de la tecnología extranjera e intolerante en el aspecto religioso, que en el contemporáneo caso de Bolivia han usado los afanes caudillescos de Evo como la mejor herramienta para desprestigiarlo, lo anterior no excluye que los gobiernos de Morales hayan incurrido en diversos errores.
Por último, quisiera que mis estimables lectores reflexionarán en lo siguiente: ¿por qué los brasileños votaron por Bolsonaro y su nuevo partido? ¿por qué los argentinos le dieron, otra vez, el triunfo al peronismo de raíz kitchneriana? ¿por qué, a pesar del sigilo del gobierno colombiano, el país se está otra vez calentando? ¿por qué la ciudadanía mexicana en los últimos 18 años ha votado mayoritariamente por tres fórmulas políticas distintas (PAN, PRI, MORENA)? Porque en los cuatro casos mencionados, pero pudiéramos agregar los casos chileno, ecuatoriano, guatemalteco, salvadoreño, etcétera, en todos ellos la ciudadanía vislumbró que los anteriores gobiernos no los habían beneficiado, que habían incumplido promesas de campaña, porque, en fin, el sistema de partidos tradicionales está en franca crisis en el mundo occidental del que formamos parte y los liderazgos mesiánicos tipo Trump, tipo López Obrador, tipo Macrón, Salvini se aprovechan del hartazgo público y, en uno y otros casos, podrán resolver alguno de los problemas que prometieron. Nada más.