Por Jesús Michel Narváez
Aunque dice nombres de militares, Andrés Manuel López Obrador no se atrevió a mencionar al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea como las “amenazas de un golpe de Estado”.
Si bien es cierto los militares están irritados –y se lo dije aquí el pasado día 20 de octubre- y el discurso del general Carlos Gaytán y la entrevista que concedió a Proceso otros general, Sergio Aponte ponen los puntos sobre las íes, las fuerzas armadas mexicanas no son golpistas.
Tampoco tienen –o por lo menos lo esconden muy bien- ambiciones de poder político. En cambio, las tropas se han “partido el alma” y centenares de ellos perdieron la vida obedeciendo órdenes de sus Comandantes Supremos durante dos sexenios y 11 meses.
Ignoro qué datos tenga el presidente de la República para sacar el tema.
“Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”, escribió en las redes sociales que, como era de esperarse, atiborraron de comentarios a favor del Jefe del Ejecutivo, aunque las respuestas no se hicieron esperar y calificaron el mensaje como una cortina de humo para ocultar la gravedad de la crisis provocada por una decisión equivocada en el caso de Culiacán.
Presumir que cuenta con “una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz que no permitirá otro golpe de Estado en nuestro país”, no abona a la búsqueda de reconciliación. Por el contrario, ahonda la división.
Me pregunto y con inquietud qué llevó a López Obrador a fabricar esta posible amenaza. No encuentro otra razón sino la de que busca distraer la atención ante sus fracasos en materias de seguridad, economía, salud, educación, agropecuaria etcétera.
Si estima que las críticas están dirigidas a derribar a su gobierno, está totalmente equivocado. Considerar que la prensa forma parte del “compló” para apoyar un golpe de estado, no tiene la menor idea de la función periodística.
Preocupante que por la presunta “amenaza” el presidente decida endurecer sus acciones, consignar militares, encarcelar a civiles, usar la fuerza, ahora sí, legítima del Estado para “reprimir a los golpistas”.
¿Acaso Evo Morales le aconsejó utilizar lo del golpe de estado como lo hizo él después de “ganar” su reelección?
Grave, sumamente grave que Andrés Manuel López Obrador perdone a los criminales y señale a las fuerzas castrenses de fraguar su derrocamiento.
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