Por Susana Vega López, (Enviada)
OCUILAN, Estado de México.- Adrenalina pura es pender de una cuerda que se aferra a un árbol situado a una altura de 126 metros; bajar una cascada de cerca de 50 metros; subir 700 escalones para llegar a la escultura monumental de La Virgen de Guadalupe -la más grande de México- o estar en donde habitan aproximadamente un millón y medio de abejas donde conoces a una de las reinas.
Son experiencias que se viven en el llamado turismo de aventura o ecoturismo que cada día atrae a la gente que gusta de experimentar nuevos retos, sensaciones jamás imaginadas, diríamos que fuertes, de locura y hasta impensables donde el municipio de Ocuilan lucha por darse a conocer y destacar en este segmento.
Sin lugar a dudas, el rapel es lo más aventurado de este destino. Se trata del ascenso al Cerro El Tambor para hacer rapel (raspel –comenta, alegre, el experto en esta experiencia, Hugo Vázquez) en una pared pétrea donde se aprecia la inmensidad del paisaje; donde los zopilotes vuelan, planean, majestuosamente y se pierden en el horizonte; donde el caudaloso río apenas si se distingue en una tenue línea que se adivina por el fuerte sonido de sus aguas corrientes.
La vista de este acantilado, en el que su altura equivale a seis metros menos que el edificio de la Torre de Mexicana de Aviación de la Ciudad de México es, por demás, espectacular, impresionante. El miedo, sin permiso, trata de apoderarse de la situación, pero se impone la voluntad, el reto de bajar sujeto a una cuerda que se atora en un arnés que hace las veces de columpio. El consejo del instructor es nunca perder la llamada línea de vida en el transcurso de la bajada que se hace en dos partes: el primer descenso llega a poco más de la mitad y se hace un descanso donde los participantes aprecian el paisaje en todo su esplendor y degustan una galleta energética para, después bajar a tierra firme.
Ocuilan -cuyo lema es: “te va a encantar”- ofrece increíbles e insuperables atractivos turísticos como: Las Lagunas de Zempoala, el Parque Eco Turístico Tlatucapa y Peña Redonda, cuyo atractivo es un Ahuehuete, árbol milenario donde los peregrino llegan a refrescarse antes de visitar el Santuario Nacional del Señor de Chalma o a la escultura monumental de la Virgen de Guadalupe o la capilla de Chalmita cuyo retablo, de madera, estofado en oro, también fue afectado por los sismos de hace dos años.
Otro atractivo de este pueblo con muchos encantos es su diversidad biológica ya que cuenta con más de 182 especies de orquídeas (82 endémicas); 160 tipos de hongos comestibles (uno de ellos, el tinto, que es de color azul) que le dan sabor a su gastronomía; o los más de cientos de chupamirtos que existen.
La gastronomía de este destino se basa en los productos que ofrece el campo como las habas frescas, el frijol, el chícharo y, claro, los hongos, que son guisados de diversas maneras para ofrecer en cualquier ocasión, sobre todo en las fiestas tradicionales de Ocuilan.
Es una palabra náhuatl que significa ocuil-li (gusano) y lan (abundancia), es decir, lugar donde abundan los gusanos. Es un poblado quizás desconocido por el nombre pero que todos lo ubican porque allí se encuentra el Santuario del señor de Chalma.
Fue fundado alrededor de año 500 después de Cristo, y fue en 1670 con la influencia de la cultura náhuatl que tomó su nombre actual. Del año 1000 a 1300 se registran los principales asentamientos prehispánicos, en tanto que en 1476 es conquistado por Axayácatl quien se une en matrimonio con una de las hijas del principal de Ocuilan y se convierte en un lugar donde se guardaban los tributos que serían enviados a Moctezuma.
De acuerdo a la historia que cuenta Bernardino de Sahagùn, la capa que portaba Moctezuma al encuentro con los españoles, estaba confeccionada con fibras de maguey, finamente tejidas y adornadas con plumas de colibrí, lo que impresionó enormemente a los conquistadores por la belleza de la prenda, comenta el regidor de turismo Marcos Romero Martínez.
Otro de los atractivos de Ocuilan es un monasterio fundado por frailes agustinos en 1537. Se trata del ex Convento Agustino de Santiago Apóstol, un lugar emblemático de una sola planta con su entrada orientada al poniente. Es una edificación que lucha por sobrevivir ya que ha sido afectada en cuatro ocasiones por diferentes situaciones al paso del tiempo. La última fue el sismo de 2017 que derrumbó las paredes frontales de aproximadamente dos metros de grosor, donde se aprecian derrotadas, vencidas por la naturaleza pero que el pueblo propone nuevamente levantar.
En la siguiente entrega les hablaremos de la experiencia de bajar más dos cascadas (una de 30 metros de altura y otra de 50) del Parque Ecoturístico El Obraje, así como la visita a un apiario con más de 30 colmenas donde cada abeja reina es asistida por, mínimo, 50 mil abejas obreras.
Cabe resaltar que estos viajes de familiarización y aventura forman parte de las actividades de la Feria de Turismo de Aventura más importante de México y Latinoamérica, ATMEX, realizada en Valle de Bravo.