Por Jesús Michel Narváez
Interpretar las palabras del profeta, a veces lleva a equivocaciones que no tienen archa atrás.
Cuando la 4t se “distingue” por ser amorosa, siguiendo los pasos de Dios, resulta inapropiado, por decir lo menos, invocar a Dios y asegurar que castigó a quienes “robaron” una elección, aunque el Supremo no participe en política.
Hay que preguntarse y con el debido respeto, de cuál fumó Miguel Barbosa Huerta para decir: “porque yo gané, me la robaron, pero los castigó Dios” en referencia a la trágica muerte de Martha Erika Alonso y de su esposo Rafael Moreno Valle.
Decir que para llegar a gobernar pasaron 19 meses “y la lucha fue a machetazos”, pinta de qué color es el pensamiento del que alguna ocasión fue considerado un político prudente, negociador y hasta inteligente.
Si Dios castiga con la pena de muerte, pues está violando los acuerdos que rigen en la mayor parte del globo terráqueo. Y solo que haya nacido en Estados Unidos, lo cual es de dudarse, se entendería que dicte sentencias inhumanas en tiempos en los que las cruzadas o la Santa Inquisición desaparecieron.
La política no debe mezclarse con la religión y menos en tratándose de temas electorales que fueron revisados a profundidad por las autoridades competentes y jamás se concedió la victoria al que hoy invoca a Dios para, explícitamente, agradecerle que haya castigado con la muerte a quienes lo derrotaron en el proceso electoral.
Después, el tapete rojo para el “jefe de jefes”.
La loa innecesaria: “(…) y saben por qué ganamos, por Andrés Manuel López Obrador”.
Un reconocimiento a que en lo personal Barbosa no ganaría sin el respaldo del residente de Palacio Nacional.
La elección extraordinaria mostró que los poblanos fueron apáticos para acudir a las urnas.
Baste revisar el Padrón y la Lista Nominal y comparar el resultado.
El INE emitió los datos duros: conforme al último corte, informó que el Padrón Electoral está integrado por 4.667,048 poblanas y poblanos y la Lista Nominal de Electores está conformada por 4.589,367.
Los votos para los tres candidatos que participaron sumaron 1 millón 470 mil.
Y si Pitágoras no dedicó su tiempo a comer mole poblano o las exquisitas garnachas, 3 millones 119 ciudadanos con derecho a elegir a su gobernador no lo hicieron.
Es decir, solamente el 26 por ciento votó y Barbosa obtuvo 682 mil.
Y lo llevaron al poder que hoy detenta gracias a que Dios castigó a quienes lo derrotaron un año antes.
Probablemente también Dios le quitó parte de la salud, quebrantada, del gobernador que estará al frente del Poder Ejecutivo de Puebla por 5 años y 4 meses. Los poblanos agradecen a Dios que no los haya castigado con un mandatario de 6 años. Aunque por supuesto queda en entredicho por aplicar la pena de muerte.
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