Ojalá no Haya Violencia Este 2 de Octubre

Por Nidia Marín
Requieren ponerse de acuerdo en sus planteamientos las cabezas del gobierno federal y del local de la Ciudad de México, porque sus puntos de vista se contraponen en el caso de los destrozos que llevan a cabo los provocadores que se incrustan en las marchas.
Sí, mientras Claudia Sheinbaum, la Jefa del gobierno capitalino señalaba su desaprobación por la actitud violenta y destructiva de los “anarcos” durante la marcha sobre los hechos de Ayotzinapa, el presidente de México exhortaba a actuar con prudencia “para no caer en provocaciones”.
Por lo tanto, sucesos como los ocurridos tanto en la protesta por la violencia y los feminicidios, lo mismo en el Paseo de la Reforma que en la Glorieta Insurgentes, y ahora en las calles del Centro Histórico serán el pan de cada día en la capital del país.
Lo grave de este asunto es la confrontación que estuvo a punto de ocurrir entre los dueños y empleados de los negocios contra los “anarcos” para evitar que siguieran su labor de destrucción con el pretexto de la marcha por el aniversario de los hechos macabros de Ayotzinapa.
El asunto es que en el siglo XXI este tipo de grupos se ha multiplicado y en poco tiempo de medio centenar que había en el país pasó más de 80. Evidentemente la violencia se recrudeció desde hace seis años, ya que no sólo actúan como agentes destructores en las ciudades, sino también llevan a cabo delitos más serios, como atentados con bombas, ataques a bancos y a centros comerciales, lo cual quedó consignado en el antiguo Centro de Investigación y Seguridad (CISEN), hoy Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Las entidades de la República que cuentan con estas células, además de la Ciudad de México, son: Estado de México, Aguascalientes, Oaxaca, Chiapas, Hidalgo, Guanajuato, Puebla, Jalisco, Nuevo León, Zacatecas, Veracruz y Querétaro.
El punto es que estos nuevos grupos, en lo general, consideran que cada vez que salen en marchas (por lo regular no organizadas por ellos) deben de ejercer la violencia.
En 2015 César Alan Ruiz Galicia entrevistó a integrantes del anarquismo en la capital del país y le dijeron que continuarán actuando:
“Creemos que la radicalización de la protesta debe ser ya y aprovechar esta coyuntura. Se ha visto mucha indignación por los 43 desaparecidos, sobre todo porque Guerrero resultó ser un panteón. Y eso sólo es en un lugar, pero, ¿cuántos muertos habrá en otros estados? Se puede ver que los jóvenes están dispuestos a hacer acciones más fuertes y a dejar incluso la vida. Al Estado no le importa eso, reprime igual, pero me he dado cuenta que al gobierno le pesa mucho que haya un joven anarquista que no espera mediar con ellos, negociar con ellos, porque quiere destruirlos y quiere acabar con su poder”.
El asunto es que hay ciudadanos dispuestos a enfrentarlos, porque que rechazan con razón, permitirles la destrucción de sus bienes o de su empleo simplemente porque están indignados con la actuación gubernamental. A ellos las autoridades sí los sancionarían.
La Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum ya advirtió que para la marcha de pasado mañana 2 de octubre acudirá a resguardar la policía, pero ello se contrapone a lo dicho por el Presidente, el viernes pasado, acerca de que no son anarquistas quienes causaron los destrozos en el Centro Histórico.
“Decirles que los que participan en estos actos se portan mal, muy mal, que no tienen respaldo de los ciudadanos, que no son de izquierda, son conservadores, que perjudican al movimiento legítimo, justo, de los familiares, de los jóvenes que quieren encontrar a los estudiantes desaparecidos”.
Pero advirtió que no se usará la fuerza para reprimir manifestaciones.
Nadie en su sano juicio solicita la represión, sino que los gobiernos apliquen el legítimo uso de la fuerza para evitar que ciudadanos que no tienen vela en las protestas, paguen con destrozos las consecuencias de las mismas.
Mientras la impunidad siga a galope, cada grupo que salga a la calle hará lo que le venga en gana e infringirá la ley.

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