*Sospechosa omisión cómplice de autoridades frente a violencia
Por Miguel A. Rocha Valencia
Y llegaron los policías. Pero ya el vandalismo y destrucción se habían cometido.
La sensación de abandono hizo presa a los casi 600 comerciantes del corredor Juárez-Cinco de Mayo que impotentes vieron cómo sus vidrieras eran destruidas por hordas que según el presidente pertenecen al conservadurismo.
A quien pertenezcan señor presidente. Actuaron con total impunidad y aún más, al cabo de la marcha hubo quienes fueron a orinarse sobre los vidrios o a las puertas de restaurantes.
La policía, escondida en la avenida Independencia, se hizo notar sobre Juárez y Balderas al filo de las 18:30 horas, al final de la marcha. El contingente de uniformados precedido por una treintena de motociclistas y una veintena de camionetas pick up, cerraron la calle para evitar la circulación vehicular luego de hora y media de caos.
Campeó la impunidad; el mensaje a la ciudadanía es que anarquistas, morenistas o conservadores, es que no hay autoridad cuando surgen estas manifestaciones donde la violencia campea ante la complacencia de un gobierno omiso y que por lo visto, se ve rebasado o incapaz para cumplir su responsabilidad de proteger a la ciudadanía.
No faltará quién los justifique incluso desde Palacio Nacional, justamente para evadir su responsabilidad constitucional de guardar y hacer guardar las leyes.
Dirán que fue provocación, lo que quieran pero los hechos ahí están; no se trata de reparar destrozos o superar pérdidas, se trata de que en la Ciudad basta vestirse de negro, decirse anarquista y marchar para hacer lo que se quiera con total impunidad, sin que la autoridad lo evite por decisión propia antes que cumplir con su responsabilidad.
Pero a lo mejor de eso se trata, de generar caos, propiciar la violencia porque eso conviene a quienes hoy gobiernan; ellos vienen de ahí, porque “no somos iguales” y desafían a las instituciones, las ignoran, les valen madres.
Ya lo dijo el actual jefe del Ejecutivo, quien ante el reclamo de utilizar el dinero público para hacerse promoción personal con sus 35 mil lacayos regalando en su nombre casi 250 mil millones del presupuesto, contesta que no hará caso, que seguirá porque él es distinto.
Cuando en otras administraciones se hizo algo parecido, clamó al cielo, lanzó condenas y exigió cárcel a esos violadores de la Ley a quienes acusó de utilizar el dinero del pueblo para posicionarse políticamente.
Y si, así es, que todo es propiciado para el caos ¡Aguas! Es que están formando los ejércitos de golpeadores para reprimir con la misma sociedad a los grupos de fifís que se opongan a las políticas del tlatoani que habita Palacio Nacional.
Entonces sabremos que la perversidad no se detendrá ante nada, ni en la confrontación entre mexicanos; fomentará el encono, lo favorecerá desde el poder, omitiendo su responsabilidad, para anteponer sus intereses facciosos y permanencia en el gobierno.
Así se encumbraron los dictadores bananeros del siglo pasado y que pensamos desaparecidos luego de mostrar que sólo generan miseria y atraso de sus pueblos a cambio del poder omnímodo.