Por Nidia Marín
“San Jorge bendito, amarra a tus animalitos” es la oración que hoy se escucha constantemente. Y es que hay políticos que andan desatados, empezando con el ex presidente y siguiendo con ya sabe quién hasta llegar a la azafata, los legisladores, la CNTE y en fin.
¿Por qué la loquera que no la locura? El enigma está en marcha, así como la existencia de cierta desesperación para que no les manchen la aureola, aunque sinceramente el escándalo es el peor de los caminos.
Como en el caso del ex presidente disfrutando Nueva York. Verlo con larga peluca no tanto para que no lo identifiquen sino para sobresalir no sabemos en qué… ¡Bueno!, pero lo que intuimos es cierta desesperación por seguir siendo, una añoranza de las luces y el escenario, de los abrazos (aunque sean fingidos) y de las adulaciones.
Pero lo extraño, en el caso de don Enrique, es retomar la añoranza del “flower power”, de los tiempos de “amor y paz” tan cacaraqueado por el actual presidente, aunque los dueños de la consigna “los hippies” la lanzaran al viento mientras pachequeban en México.
Lo hacían con singular alegría, ya fuera con los hongos alucinantes de María Sabina, aquella mazateca experta en la materia, allá entre la neblina de los cerros de Huautla en Oaxaca, mientras el banquero Gordon Wasson, al seguir los pasos del inglés Robert Graves tomaba notas y se ponía como araña fumigada, para publicar posteriormente el libro “El Maravilloso Hongo: Teonanácatl Micolatría en Mesoamérica”.
Otros del “power-flower”, en sus combis de colores viajaban hacia la zona huichola para disfrutar del peyote. Eran finales de los años 60’s y principios de los 70’s. Sí por allá donde anduvo años atrás Fernando Benítez, quien después publicaría “Las Drogas Alucinantes de los Huicholes”, acerca de la Fiesta del Maíz Tostado, la cual cierra el ciclo del peyote, iniciado con la peregrinación anual a Real de Catorce con todo y la cacería mágica del Venado.
“EL ciclo del peyote se inicia con la Fiesta de los Elotes y las Calabazas y termina con la Fiesta del Esquite, llamada también Fiesta del Maíz Tostado. Estamos a la mitad de mayo, en el corazón ardiente de la seca. El paisaje de las Guayabas recuerda el paisaje de noviembre cuando nuestros amigos regresaron de su accidentado viaje a Viricota. La milpa que rodeaba el calihuey de donde surgió bruscamente el enviado de los peyoteros ha desaparecido; en su lugar se extienden los surcos duros y cenicientos cubiertos de rastrojo…”, escribiría Benítez.
Pero los pachequines o macizos del norte no entendían de eso, sino de ponerse en “la loca” ya fuera con marranilla o LSD. Los de México, también y muchos fueron grandes huéspedes de La Castañeda y del recién inaugurado (9 de mayo de 1967) Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Alvarez”, que otorga atención a enfermos mentales agudos.
De ahí que disfrazarse de “flower-power” no haya sido la mejor idea.
Eso fue de pena ajena, como también en el hecho de que allá por Palacio Nacional estén utilizando el efectismo como fórmula para que no se pierda el interés en materia de comunicación. Perooo, sacar un pañuelo y sobreactuar para decretar el fin de la corrupción, aunque, lamentablemente, no haya concluido, es el colmo.
Dice el español Andrés García Ibáñez:
“…todo arte efectista es una impostura, una falacia”.
También recuerda que el diccionario de la Real Academia define de forma genérica “efectista” como “que busca ante todo producir un fuerte efecto o impresión en el ánimo”.
Y mire usted los sinónimos: “artificioso”, “falso” o “refulgente”, y entre sus antónimos están “natural” o “sencillo”, de acuerdo al hispano.
También expone: “…el efectismo pretende hacerse pasar por sentimiento verdadero, capaz de producir en nosotros, con su fuego de artificio, la ilusión de una emoción auténtica.
“Pero nada más lejos de la realidad; en el fondo se trata de una impresión momentánea, que se extingue ipso facto. A poco que escarbemos un poquito sólo hallaremos considerable artillería del fingimiento”.
El Comentario es: ¡qué necesidad!
