Por Miguel Tirado Rasso
En estos días, la Junta de Gobierno de la UNAM publicará la convocatoria con la que iniciará el proceso para la sucesión en la Rectoría de nuestra Máxima Casa de Estudios. Dada la efervescencia que regularmente genera este tema en diferentes ámbitos de la vida pública del país, la prudencia habría recomendado a los integrantes de la Junta dejar pasar las festividades cívicas, antes de arrancar formalmente este trámite.
Y es que, no son pocos los intereses que atrae una institución considerada como una de las dos mejores universidades de Iberoamérica, junto con la Universidad de Buenos Aires, con una matrícula de más de 356 mil estudiantes y un presupuesto sobre 45 mil millones de pesos. A esta prestigiada institución, además, han pertenecido los tres únicos premios nobel de nuestro país: Octavio Paz, Literatura; Alfonso García Robles, Paz, y Mario Molina, Química.
La renovación de la Rectoría de la UNAM, no es algo menor, por lo que debe llevarse con tacto para evitar contaminaciones que afecten un proceso, de por sí delicado, y de lo que ya hemos tenido algunas advertencias. Hace un par de semanas, un grupo de encapuchados vandalizaron las instalaciones de Rectoría, rompiendo vidrios, lanzando gases y realizando pintas, además de agredir a estudiantes, sin que quedara claro en contra de qué o quién se manifestaban.
Unos días después, y con el pretexto de impedir la participación del ex candidato presidencial panista, Ricardo Anaya, como ponente en el diplomado “Política mexicana contemporánea, una mirada plural”, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), otro grupo de encapuchados cerraron la facultad, además de bloquear algunas vialidades, generando un caos en la zona.
Resultaría ingenuo considerar estos hechos ajenos al proceso sucesorio, justo a sólo unos días de que se publique la convocatoria que marque su inicio, pues en los dos casos mencionados la presencia de encapuchados armados con palos, piedras y artefactos punzocortantes, no sugiere manifestaciones propias por demandas estudiantiles y, sí, actos de provocación de porros con dedicatoria. No estaría por demás recordar que la directora de la FCPyS, Angélica Cuéllar, es aspirante a la rectoría y, a favor o en contra de su postulación, se agitan aguas turbulentas.
Se dice que algunos partidos políticos se están moviendo para influir en este proceso sucesorio, además de ciertos personajes que no quieren perder influencia en la casa de estudios. Por lo pronto, hay un contendiente a vencer, que no es precisamente débil, a pesar de que en un momento no se le veían posibilidades. El panorama para la reelección del Dr. Enrique Graue ha mejorado, de ahí el surgimiento de actos vandálicos con la intención de mostrar un ambiente de inestabilidad y falta de control de las actuales autoridades universitarias.
Algunos de los aspirantes que se han mencionado, tienen impedimentos legales. Son los casos de Rosaura Ruiz, titular de la secretaría de Educación de la Ciudad de México, al no cumplir los dos años de haber dejado la Junta de Gobierno de la UNAM y John Ackerman, por no ser mexicano de nacimiento, dos requisitos contenidos en la legislación universitaria para ser candidatos. También se ha mencionado al titular de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, al que francamente se le ven muy pocas posibilidades, pues estos tiempos de la 4 Transformación, no son, precisamente, para él, su mejor momento. La lista de aspirantes no está completa todavía, habrá que esperar para conocer a otros interesados en participar en este proceso. Por lo pronto, esperemos que todo marche en orden y sin estridencias, y que las influencias externas no manchen la sucesión universitaria, por el bien del país y de nuestra Alma Mater.
La elección del rector la decide la Junta de Gobierno, que realiza una auscultación entre la comunidad universitaria para conocer su opinión sobre los candidatos. Quienes resulten con el mayor respaldo de la comunidad, son convocados a presentar su proyecto de gobierno. A partir de esto se definen los candidatos oficiales que comparecerán ante la Junta de Gobierno. Posteriormente, los integrantes de la Junta votan en secreto hasta que un candidato obtenga 10 de los 15 votos posibles. La fecha límite para nombrar rector es el 7 de diciembre.
Septiembre 12 de 2019