Por Jesús Michel Narváez
Iniciaba el mes de abril de 2018 y en su cuenta de twitter Donald Trump expresó: México hace poco o nada para controlar la frontera. Amenazó ¡otra vez! con la construcción de “su” muro y en México, el gobierno de Enrique Peña y su “flamante” canciller, Luis Videgaray mantuvo el silencio.
Faltaban 67 días para que el proceso electoral para renovar el Poder Ejecutivo y el Legislativo y ya las encuestas marcaban el destino del PRI, del PAN y de sus candidatos.
Al triunfo de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de los Estados Unidos de América arreció sus amenazas y su reiterada crítica de que México hace poco o nada para contener la ola de migrantes que llegan a la frontera sur y buscan cruzar hacia la norte e ingresar a territorio de la Unión Americana.
La presión de la Casa Blanca aumentó poco después de la toma de posesión. Y las amenazas subieron de todo. La exigencia: blindar la frontera sur e impedir el cruce de migrantes centroamericanos principalmente pero también de africanos y de europeos.
La “política migratoria” del presidente López Obrador era clara: dejar entrar a todos, porque no se van de sus países por gusto. Incluso, anunció que se les daría trabajo en México y que se les garantizarían sus derechos humanos.
Esta postura irritó a Trump que exigió sellar la frontera sur y “hacer algo más” de lo que hacía: casi nada.
La amenaza de imponer aranceles hasta del 25 por ciento a todos los productos mexicanos que se exportaran a Estados Unidos, orilló a López Obrador a enviar a su canciller a Washington para buscar la entrevista con el presidente Trump, situación que no se concretó y a lo más que llegó fue hablar con Mike Pence, quien se convirtió de golpe y porrazo en el interlocutor entre ambos países. Para evitar los aranceles, Ebrard firmó un acuerdo –a nombre del Gobierno de la República- en el que se cedió todo y se perdió soberanía.
Durante la conferencia mañanera de ayer, tocó el turno de recibir los reflectores a Marcelo Ebrard. Debía informar los resultados de su entrevista del lunes-martes con el vicepresidente Pence, allá en la Casa Blanca.
Después de repetir la historia y reproducir el mismo video que ya hemos visto: todo está bien, hubo entendimiento y bla, bla bla, el secretario de Relaciones Exteriores lanzó la bomba y no nuclear: El gobierno de «Estados Unidos tiene que hacer muchísimo más (contra el tráfico de armas). Lo que están haciendo es muy poco o casi nada”.
Las mismas palabras de Trump.
Pero México sí escuchó la amenaza norteamericana. Trump se hará como el tío Lolo.
Sorprende que el canciller, un hombre preparado y capaz, no tenga el talento para inventar sus frases. ¿Por qué copiar? Además, Ebrard anunció que el Gobierno mexicano publicará cada mes un reporte de cuántas de las armas incautadas proceden de Estados Unidos. ¿Quién lo hará y de qué manera? Pregunta obligada.
La “exigencia” quedará como anécdota para los estudiosos de las relaciones internacionales. Porque para nada más servirá. ¡Lástima, Carnalito!
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