La toma clandestina que fue hallada en la calle de Añil, colonia Granjas México, en Iztacalco, conectaba con un domicilio donde se vendía gasolina y diésel robado, bajo pedido y a clientes que conocían la operación.
Para poder llegar a comprar a este inmueble que se disimulaba con una cortina de local, pero que se mantenía cerrada, los compradores debían llamar a un número telefónico, precisar cómo iban vestidos y luego acudir a concretar la adquisición de huachicol.
En el sitio, Añil 364, el cual permanece bajo custodia de personal de la petrolera, de la policía capitalina y Protección Civil, se halló un túnel que conectaba del inmueble al ducto de Pemex, con unos cinco metros de distancia. Ahí había dos tomas clandestinas: una de gasolina y otra de diésel.
El hallazgo se produjo por una denuncia ciudadana a través de la cual se reportó un fuerte olor a gasolina. Esto se debió a una fuga de combustible, del que se perdieron unos 200 mil litros, lo que pudo haber causado una explosión.
Por ello personal de Protección Civil y de la alcaldía de Iztacalco exhortó a la población que habita en el entorno de la toma clandestina a evacuar la zona, pero solamente 7 familias se han trasladado al albergue temporal. El resto permanente bajo su propio riesgo.
Al momento de la visita al lugar se descubrió que cinco mujeres y dos niñas vivían en el inmueble desde donde se extraía el combustible. Hasta el momento no se ha precisado su situación jurídica ni su relación con la toma clandestina.
Al respecto el alcalde Armando Quintero dijo a este diario que las mujeres que habitaban en donde se encontró la ordeña están hospedadas en casas de familiares. Indicó que la Fiscalía General de la República ya contactó a esta familia, y en estos días van a ser entrevistados por dicha autoridad para conocer si estaba participando en este robo.
“En estos momentos no están en condición de detenidas, ni nada, pero sí van a platicar con ellas porque dentro de su casa estaba la toma”, dijo.
Agregó que posiblemente hasta el domingo regresarán las siete familias que fueron desalojadas y por ahora permanecen en el albergue.
Personal de la Policía Metropolitana, Preventiva, de Pemex y de Protección Civil local mantiene acordonada la zona de la toma clandestina y solamente se permite el paso de manera selectiva, a personas que acrediten su visita a alguno de los domicilios.