Arde Morena (ll)

Temas Centrales

Por Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

Las cosas en Morena siguen con la temperatura elevada. La renovación de la propuesta de ese partido para la presidencia de la mesa directiva del Senado se realizó con la elección de la senadora tabasqueña Mónica Fernández Balboa, quien, en busca de llegar con una aprobación de mayoría absoluta que no deje duda de la legitimidad de su elección interna, lleva a cabo una intensa labor de cabildeo con las bancadas de los demás grupos parlamentarios.

Y es que, todavía hay por ahí un pendiente que hace un poco de ruido en esta elección, porque, su correligionario, Martí Batres, enmuinado ante la frustración de su proyecto reelectoral, acudió a la Comisión de Honor y Justicia de su partido, para presentar una queja en contra de dicho proceso interno. No le auguramos mucho éxito en esta gestión al senador Batres que con esto sólo hace evidente su incontrolable ambición y las divisiones internas morenistas que existen en la lucha por el poder, algo inoportuno y poco conveniente para la imagen de Morena y la 4T, a sólo unos días del informe presidencial.

También en la Cámara de Diputados, el tema del momento es la elección de la presidencia de su Mesa Directiva, sólo que aquí, a diferencia del Senado, en donde este cargo se decide por acuerdo entre las bancadas, existe una disposición en la Ley Orgánica del Congreso General, que establece la modalidad de una presidencia rotativa. De acuerdo con esto y con un compromiso que se dice suscribió, el 8 de septiembre del año pasado, el coordinador de la bancada de Morena Mario Delgado, la presidencia le correspondería a la segunda fuerza política en San Lázaro, esto es al PAN.

Pero resulta que, ante la mayoría aplastante que tiene Morena en esta Cámara, la ambición de poder se desborda en algunos personajes a los que se les hace fácil ignorar la ley y desatender compromisos firmados. Como si las leyes se aplicaran por temporadas o a conveniencia, alegan que lo establecido en esa regulación obedecía a otras circunstancias, cuando ningún grupo parlamentario alcanzaba la mayoría, así que, para acomodarse a la nueva realidad, la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Dolores Padierna, presentó una iniciativa para modificar el artículo 17 de ley reglamentaria del Congreso, que actualmente establece que en la elección de los integrantes de la Mesa Directiva para el segundo y tercer año del ejercicio de la Legislatura se garantizará que la presidencia de la Mesa Directiva recaiga en orden decreciente en un integrante de los grupos parlamentarios con mayor número de diputados que no la hayan ejercido.

La reforma que propone la diputada de Morena, agrega al texto original una salvedad que le asegura a este partido la presidencia de la Mesa Directiva todo el tiempo de la LXlV Legislatura, al establecer que cuando alguna de las fuerzas políticas cuente con la mayoría absoluta, ésta encabezará la Cámara durante los tres años. Y, bueno, por coincidencia, esta es la circunstancia en que, ahora, se encuentra Morena.

Para justificar su propuesta, la diputada Padierna señala que esto abonaría a la gobernabilidad. Considera que resulta ingenuo pensar que una mayoría le ceda el control de la Cámara de Diputados a una minoría; que no se trata de una reforma con dedicatoria, y que de ninguna manera significa una regresión democrática. Así lo ve la diputada de Morena, sólo que los otros grupos parlamentarios tienen otra percepción.

A quien no le cayó nada mal esta iniciativa de reforma, por resultar beneficiario directo, al garantizarle su reelección, es al actual presidente de la Mesa Directiva de los diputados, Porfirio Muñoz Ledo, quien la calificó de “muy positiva”, para que la mayoría de Morena mantenga la presidencia los tres años de la actual legislatura. Contra lo que pudiéramos imaginar, y que no deja de sorprender considerando la talla del personaje, Muñoz Ledo también resultó ser vulnerable y afectado por la fiebre reeleccionista que permea en el partido en el poder.  Al respecto, se declaró “interesado y dispuesto” a continuar en la presidencia de la Mesa Directiva, por otro período.

El afán de los de Morena de perpetuarse en los cargos, violando acuerdos y modificando leyes a modo, le está representando a ese partido un alto costo, pues ni internamente existe consenso con estos métodos y los riesgos de fractura están a la vista. Con los malabares en el Congreso y la aberración jurídica y política que pretenden en el estado de Baja California, Morena supera por mucho, lo que sucedía en los mejores tiempos del partido casi único del siglo pasado, quizás por eso se regodean tanto cuando afirman que no son iguales.

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