Por Jesús Michel Narváez
Cuando no es Juana es Olga. Todos los caminos llevan a Bucareli. Los rumores, ante la falta de información con credibilidad, aumentan.
Y el de ayer no podía faltar: renunció 
Olga Sánchez Cordero.
¡Falso!
Por eso son rumores.
Sin embargo, como dice el refrán “tanto va el cántaro al agua hasta que se…rompe”.
No hay día en que algún analista, columnista o reportero no reciba el “tip” que se escuchó en radio pasillo de la nueva renuncia de un miembro del gabinete del Ciudadano Presidente.
Y no son gratis.
Quizá Germán Martínez puso el dedo en la llaga al renunciar porque no quería ser florero. Adorno, pues, en la administración pública.
Después la salida de Carlos Urzúa y sus acusaciones hicieron que los cimientos de la 4t se cimbraran. Y no, no intervino la “austeridad republicana” porque vaya que se sintió el movimiento telúrico. Ya van 10 días de ocurrido y aun crujen las estructuras.
El que fuera jefe de las finanzas nacionales tampoco quiso ser florero. A doña Olga, la polifacética, la columnista Martha Anaya la denominó florero de la dinastía Ming. Por lo fino de su porcelana.
Razones hay para especular con su partida. Quizá las más importantes la mutilación de la Secretaría de Gobernación y el silencio de la, legalmente, segunda responsable del país conforme a la Ley de la Administración Pública Federal.
Dentro del gabinete presidencial y entre los miembros prominentes de Morena hay la duda e incluso existen quinielas sobre la sobrevivencia de la nada poderosa titular de Gobernación. Y aunque el Presidente ha informado que en el Gabinete hay unidad, las filtraciones que se realizan cotidianamente hacen dudar de su aseveración.
Alfonso Romo es otro que un día sí al siguiente también, es mencionado como el hombre de confianza que podría ser relevado. Él lo niega. E igual la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval quien asegura que no hay ninguna investigación en torno al Jefe de la Oficina de la Presidencia. Ha señalado que no se puede abrir una indagatoria por simples declaraciones, equivalentes a chismes. A Romo se le acusa de tener “conflicto de intereses”.
Nadie, empero, ha presentado pruebas sobre el particular. Pero su principal trabajo, negociar con el poderoso sector privado no ha pasado de reuniones, porque de las inversiones ni hablar.
También, como parte de la rumorología se menciona al titular de Agricultura, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, quien no ha entendido, por lo menos eso se dice, que los apoyos al campo se harán directo a los interesados y no a los agricultores ricos. Al Presidente le estalló el conflicto con los campesinos de Guerrero que reclaman la entrega de fertilizantes y realizaron paros para lograr su propósito. López Obrador ya les dijo anteayer que no se dejen engañar y que todo se hará de manera directa, sin intermediarios.
Es pues la administración de los rumores… rumores… rumores.
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