Urge Fortalecer el Marco Regulatorio de la Industria Vitivinícola en México

Reportaje

Por Susana Vega López

Filósofos, astrónomos, matemáticos, líderes religiosos, cineastas, artistas, doctores y la gente del pueblo en general desde hace mucho tiempo se han referido a esta bebida producto de la fermentación de la uva: el vino. Platón señaló que “el vino es la leche de los ancianos”; Galileo Galilei dijo que “el vino es la luz del sol unida por el agua”; Marx pedía tener cuidado de confiar en alguien a quien no le gustara el vino.

“Hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino que en todos los libros”, aseguró Luis Pasteur, en tanto que Alexander Fleming afirmó que “si bien la penicilina cura a los hombres, el vino los hace felices”. El médico, científico y filósofo persa, Avicena, consideró que: “el vino es el amigo del sabio y el enemigo del borracho; es amargo y útil como el consejo del filósofo, está permitido a la gente y prohibido a los imbéciles. Empuja al estúpido hacia las tinieblas y guía al sabio hacia Dios”.

Federico Fellini, en su momento refirió que “un buen vino es como una buena película; dura un instante y queda en la boca un sabor a gloria… Séneca resaltó que “el vino lava nuestras inquietudes, enjuaga el alma hasta el fondo y asegura la curación de la tristeza. Alighieri indicó que “el vino siembra poesía en los corazones”

En varios pasajes de la Biblia se menciona a este preciado líquido; egipcios, romanos y griegos lo convirtieron en Dios, así, Dionisio o Baco llevaron al caos y al desorden a los mortales; los egipcios, en el siglo XIV antes de Cristo, sabían de viticultura.

Dicen que Benjamín Franklin afirmó que en el vino hay sabiduría, en la cerveza libertad y en el agua, bacterias a lo que la voz del pueblo conmina a beber vino porque se somete a procesos de fermentación y añejamiento que hacen del vino una bebida saludable, porque “quien a este mundo vino y no toma vino, ¿a qué vino?

“A bebedor fino, primero agua y después vino”, dice un refrán popular. En tanto Sofia Loren mencionó que “el perfume -como la seda, el vino y las flores- es uno de los lujos necesarios de la vida. Su aroma es como un buen vino que necesita oxigenarse antes de alcanzar el punto de perfección” y Joan Collins: “La edad es sólo un número; es totalmente irrelevante a menos que, por supuesto, usted sea una botella de vino”. Francis Bacon: “vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar y viejos autores para leer”.

Lo anterior viene a colación porque cada dos años se renueva la mesa directiva del Consejo Mexicano Vitivinícola y acaba de tomar posesión, como presidente, Hans Backhoff Guerrero, y Gabriel Padilla como director de dicho consejo. El reto será fortalecer el marco regulatorio en el que opera la industria vitivinícola en México a través de una petición hacia el gobierno federal para que expida -lo más pronto posible- el reglamento de Ley Federal de Fomento a la Industria que fue promulgada el 23 de mayo de 2018.

El director del Consejo Mexicano Vitivinícola, Gabriel Padilla, reveló a Misión Política que el reglamento dará vida a una comisión intersecretarial que va a ser presidida por la Secretaria de Economía; “buscamos  que las distintas dependencias del gobierno posibiliten acciones, promoción y apoyo y eso no necesariamente significa que estemos detrás de los  apoyos financiero específicos de subsidios”.

Informó que en México ya se superó el consumo de un litro per cápita después de que hace más de una década “andábamos sobre los 400 mililitros”. Las ventas  estimadas para este año se han superado entre 10 y 12 por ciento, lo que significa que la fidelidad del consumidor por el consumo del vino mexicano va en aumento y esas son buenas noticias para apoyar las nuevas inversiones no sólo en Baja California, sino también en Chihuahua, Coahuila, zona centro y el Bajío donde destaca la Ruta enoturística de Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes.

Gabriel Padilla lamentó que “desafortunadamente es más la cantidad de vino que se demanda en el mercado interno que la capacidad que se ha tenido para realizar más plantaciones; de las 6 mil 477 hectáreas que se cuentan para la producción de vino en más de siete entidades federativas apenas en los últimos 10 años el incremento promedio de la superficie vitivinífera en el país creció entre 2 y 5 por ciento”.

Reconoció que el año pasado se logró crecer 9 por ciento, pero se necesita crecer a tasas sostenidas en la próxima década de 10 por ciento. “Hoy en día tenemos una  participación apenas del 30 por ciento cuando todavía el importado tiene el 70 por ciento”.

Refirió que la exportación del vino mexicano es muy poca, porque 90 por ciento de la producción se consume en el país y sólo 5 por ciento en forma sostenida se ha exportado, principalmente a los Estados Unidos. Prácticamente el 90 por ciento de las micro y pequeñas bodegas venden su vino en el mercado mexicano.

Afirmó el directivo que actualmente existen 230 bodegas o unidades económicas dedicadas a la producción y comercialización;, son más de 2 mil 400 productores es esta industria que emplea más de 600 mil jornales al año que vienen a los campos de cultivo. En los  últimos cinco años se han registrado más de mil 200 etiquetas y muchas son sustituciones de los mismos productos y propuestas etnológicas, el boom de etiquetas ha sido un esfuerzo de las bodegas mexicanas.

“Tenemos una iniciativa del Consejo para concretar la primera marca colectiva que sería histórica para el sector. Estamos en la fase de aclaraciones finales con el IMPI; ubicaremos verificaciones y distinguiremos con un sello distintivo la calidad de aquellos vinos que sus producciones de materia prima son de México”, aseveró y agregó que van a someter a pruebas microbiológicas para demostrar y asegurar que no tengan defectos organolépticos. “Se va confirmar en una prueba de cata  de expertos. Ambas evaluaciones tendrán que someterse  las etiquetas que quieran ostentar la  marca colectiva de vino mexicano.

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