Por Jesús Michel Narváez
Durante los siete meses de este gobierno, los empleados del Presidente han sido exhibidos por incapaces, por no entender la política de la 4t y por realizar declaraciones apegadas a la realidad.
Eso no le gusta al residente de Palacio Nacional.
Él tiene otra información, otros datos, otros números.
Funcionarios de alto rango, como la secretaria de Gobernación o el titular de Comunicaciones y ahora el nuevo secretario de Hacienda, han sido vilipendiados públicamente en las conferencias matutinas del ciudadano Presidente.
Hace siete semanas comenté en este mismo espacio: ¿hasta cuándo aflorará la dignidad?
Parece que a muchos de los integrantes de la 4t ya les cayó el veinte de que un cargo, por importante que sea, no amerita aceptar ser humillados públicamente y que en lo privado se desechen sus propuestas, aun sabiendo que son las correctas para la buena marcha de la administración pública.
Quizá algunos –para no generalizar- el barco que lleva de capitán al Ciudadano Presidente no tiene rumbo en materia financiera y por ello es preferible bajarse antes de que el agua llegue a las cabinas.
La sorpresiva renuncia del hasta ayer secretario de Hacienda, Carlos Urzúa Macías, un reconocido economista y cercano al Ciudadano Presidente desde sus tiempos de Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, cimbró las estructuras del Gobierno federal pero el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas la minimizó y declaró que el manejo de las finanzas públicas no dependen de un solo hombre y que la política hacendaria no se detendrá.
Seguramente tiene otros datos, otros números, otras informaciones. Porque al conocerse la dimisión de Urzúa, los mercados reaccionaron negativamente.
Nadie, ciertamente, esperaba que un cercano colaborador, amigo personal del Ciudadano Presidente, renunciara.
Pero parece ser que es la tónica de este gobierno.
Porque a los anteriores no se les renunciaba.
Eran despedidos.
A lo mejor olvidamos que el propio Presidente anunció que evaluaría a sus colaboradores y que al cumplirse seis meses podrían darse cambios.
Quizá Urzúa no pasó la prueba de las matemáticas y la prospectiva financiera. Y antes de que lo despidieran presentó su renuncia. Solamente a lo mejor.
Por cuanto a Arturo Herrera, el hombre que había anunciado el regreso de la tenencia de manera generalizada y el incremento a los prediales lo que le ocasionó ser llamado a la mañanera del 9 de abril para desmentir su afirmación; también lo desmintió en torno al presunto retraso del inicio de la obra de Dos Bocas, tendrá que ser ratificado por el Pleno de la Cámara de Diputados para que su nombramiento sea legal.
No habrá mayor problema. Morena domina San Lázaro y ante la premura por el nombramiento para evitar una crisis monetaria -¿no estamos en crisis?- sin duda que Herrera llegará sin oposición al nuevo cargo. Pero qué necesidad de violentar la norma.
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