*Restan Apenas Cuatro Semanas Para Avanzar
*¿De Dónde Sacará el Gobierno los Dineros?
*Deben Revisarse los Instrumentos Jurídicos
Por Nidia Marín
México vive una fatal encrucijada, cuando desde la Casa Blanca prácticamente le advirtieron: A mal pagador, plazo corto es lo mejor. Muchos programas del actual gobierno para repartir dinero se van a ir al diablo y muchas instituciones también.
¿O cómo le van a hacer, sin empleos, sin recursos económicos por los recortes, sin un programa financiero exitoso, (de ahí las descalificaciones de las calificadoras) y sin nada que indique que los reclamos ante la galopante inseguridad cesarán y la necesidad de inyectarles más recursos? ¿Cómo van a poder mantener a los ajenos si no pueden con los propios?
Todo eso y mucho más está en la mesa gubernamental nacional después de “las negociaciones” y los cantos “de victoria” posteriores. Ni como sostenerse.
Es un dilema, por cierto, nada nuevo, pero en el cual hubo irreflexión de parte de los actuales gobernantes, porque los programas por venir resultarán económicamente muy caros.
El tratar de respetar los derechos humanos de los migrantes fue consecuencia de que México es emisor, receptor, y lugar de tránsito y retorno de grandes flujos migratorios. Ante tal realidad en 2011 se aprobó una nueva Ley de Migración, renovando la legislación existente desde 1974.
Mediante la misma, nos ilustra el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques, se buscaba en primer lugar “proteger los derechos humanos de todos los migrantes sin importar su estatus legal, así como establecer mecanismos para que cualquier persona pueda regularizar su situación migratoria de manera voluntaria ante la autoridad y pueda acceder, entre otros, a servicios médicos y educativos; y, 2) en seguimiento a la Ley de Migración, y como parte del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, se adoptó un programa especial en materia migratoria en el que se establecen las prioridades nacionales en 5 objetivos: a) fomentar una cultura de la legalidad, de derechos humanos y de valoración de la migración; b) incorporar el tema migratorio en las estrategias de desarrollo regional y local; c) consolidar una gestión migratoria eficaz, fundamentada en criterios de facilitación, corresponsabilidad internacional, seguridad fronteriza y seguridad humana; d) favorecer los procesos de integración y reintegración de los migrantes y sus familiares; y, e) fortalecer el acceso a la justicia y seguridad de las personas migrantes, sus familiares y quienes defienden sus derechos”.
Es esto lo que ya no será (¿o sí? ¿Cómo?) Y no hay a quien pedir ayuda, porque la ONU está prácticamente en bancarrota y Estados Unidos, como hemos visto, está forzando a que todo aquello que se suponía estaba en marcha (aunque lo real es que jamás se concretó o por lo menos no tuvo éxito), quede como un catálogo de buenas intenciones de parte de México considerado el país con mayores complicaciones en ese renglón.
Hay una serie de instrumentos jurídicos que México debe revisar sobre todo en estas horas aciagas para ver si alguno funciona.
Por lo pronto, lo más lacerante de las migraciones son los niños. Ni siquiera sabemos qué pasó con el programa existente desde 2007, establecido por el gobierno de México a través del Instituto Nacional de Migración mediante el cual desplegó en las 32 entidades federativas y en los puntos fronterizos a los Oficiales de Protección a la Infancia (OPIS), que se suponía iban a garantizar el respeto a los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes migrantes, en especial de los no acompañados. Eran 543 agentes. Ciertamente no funcionaron, pero por qué no modificar el programa en beneficio de los niños. ¿También lo recortaron?
Tampoco sabemos si está vigente el Procedimiento para la Atención, Protección y Canalización de Niños, Niñas y Adolescentes Migrantes No Acompañados, además de que se acabaron los recursos económicos de la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur y los albergues, así como las estancias las estancias donde se otorgaba atención médica a la niñez migrante no acompañada.
Nadie entiende, cómo le están haciendo en la política de migración en general y particularmente en cuanto a los niños.
Ojalá, sinceramente, que las cosas les salgan bien a los nuevos comisionados. Son menos de 45 días para rectificar o…