*No hay Autoridad Lista Para Detenerlos
*O los Jueces Corruptos los Dejan Libres
*Y Aparecen los Discursos Incendiarios
*El Altísimo Índice de Impunidad en México
*Principal Reclamo: Frenar la Delincuencia
Por Rafael Navarro Barrón
El estado de Chihuahua se ha convertido en el símbolo del sufrimiento. Crímenes indescriptibles, absurdos porque se cometieron donde había sobrevigilancia, como el caso de la activista Marisela Ortiz; asesinatos dentro de los hogares cometidos en colonias pudientes.
Ahora, el caso de Norberto Ronquillo, un estudiante de 22 años de edad que fue secuestrado el martes 4 de junio en la Ciudad de México y asesinado en forma inmediata, el mismo día en que se lo llevaron, mientras sus captores exigían rescate económico a sus familiares.
La cantidad se pagó bajo las exigencias de los plagiarios. Negociaban asentados en la mentira y la traición, porque el joven universitario ya estaba muerto.
Su cuerpo fue localizado en Xochimilco, tenía huellas de violencia, pues fue severamente torturado. Murió por asfixia y estrangulamiento.
Norberto era del Estado de Chihuahua. Sus padres no están dentro de la política, ni son conocidos en las altas esferas sociales. Pertenecen a esa iniciativa privada que trabaja en silencio, por amor a México y a la tierra que los vio nacer. Gente trabajadora, que viene del campo.
Lo anterior no sublimó a los captores, a sus asesinos. Mataron a su víctima sin piedad alguna, sin una sola oportunidad de defenderse al recibir la pena de muerte que le aplicaron unos criminales que carecían de recursos económicos y encontraron la forma fácil de obtenerlo. No solo plagiaron su cuerpo, sino la esperanza de México que sigue viendo el terror en sus calles.
La delincuencia opera así: miente, amenaza, hostiga, intimida, tortura, violenta los derechos de sus víctimas, viola…asesina.
El grave problema es que no hay autoridad lista para detenerlos y llevarlos a prisión; cuando lo hacen, los jueces corruptos los dejan libres.
Entonces, para las víctimas, solo quedan los homenajes luctuosos, las lágrimas, las despedidas por Facebook, los abrazos a los padres. La impotencia.
Es entonces que los discursos incendiarios hacen actos de presencia, los curas dan sus misas, los pastores oran… ayer no fue la excepción, el estudiante de la Universidad del Pedregal, ubicada en Tlalpan, fue despedido por sus compañeros con una misa en el campus universitario, en la ciudad de México. No hay de otra.
El cuerpo de Norberto presentaba “huellas de tortura e incluso golpes en el rostro que le rompieron el tabique nasal”. El cadáver fue encontrado Xochimilco.
La familia Ronquillo decidió incinerar el cuerpo de Norberto y realizar las exequias en Chihuahua, la tierra natal del estudiante.
Norberto se iba a graduar el viernes 14 de junio. En medio de ese dolor, la madre de la víctima dijo a los medios que el caso de su hijo debe ser un precedente para erradicar la violencia en el país.
LA MULTIPLICACION DE LA MALDAD
Los secuestros y los crímenes no son exclusivos de un estado de la república. Se presentan en todo el país. La maldad se ha multiplicado, pero Chihuahua vuelve a ser agraviada como en muchos otros aspectos que la convierten en una entidad víctima de la violencia y de sus gobernantes.
Triste historia. El índice de impunidad en México no es alto, es altísimo. En Chihuahua es un dato vergonzoso. Los gobiernos alternantes, del PRI y del PAN, se han especializado en la corrupción, en no investigar los delitos y en dejar libres a los delincuentes.
El principal reclamo en el país es frenar la delincuencia, acabar con ese lastre que nos arrastra a todos.
Hace unos días, en ciudad Juárez, una joven mujer fue acuchillada en el interior de su domicilio. El crimen se desarrolló en una de las colonias de mayor plusvalía, los Nogales. La familia acababa de comprar la vivienda, luego de decidir mudarse de Monterrey a la frontera norte.
El padre de la joven universitaria, de 23 años, está desaparecido. Se lo llevaron del hogar. Así, en la impunidad total.
Y las cosas ocurren como si nada. Así le pasó a la juarense, Marisela Ortiz. Exigía en un plantón la detención del asesino de su hija Rubí, que había sido puesto en libertad por un juzgado de Ciudad Juárez, no obstante que el delincuente se declaró culpable y pidió perdón a la madre de la que fue su esposa.
Frente al palacio de gobierno en la capital del Estado de Chihuahua, la activista fue asesinada. El crimen fue grabado y el ataque se puede observar aún en YouTube.
Paradoja: la policía observaba a un sicario del crimen organizado perseguir a Marisela, matarla, retirarse, apoyado por otro delincuente, y no hizo nada.
Esa es la historia de Chihuahua, es la tierra donde todos ven y pocos hacen algo. Es la tierra donde las estadísticas de sangre no le dicen nada a los gobernantes y siguen con su carrera de impunidad y corrupción.