Virtudes Públicas, Vicios Ocultos
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“Nunca Estarás a Salvo” (“You Were Never Really Here”), película estadounidense de 2017, escrita y dirigida por la escocesa Lynne Ramsay, basada en la novela homónima de Jonathan Ames; con la actuación de Joaquin Phoenix (Joe), Ekaterina Samsonov (Nina Votto), Alex Manette (Senador Albert Votto), John Doman (John McCleary), Judith Roberts (la madre de Joe) y Alessandro Nivola (Gobernador Williams).
Joe, un veterano de guerra y ex agente del FBI con trastorno de estrés postraumático, se contrata para hacer trabajos sucios, pero con mucha discreción; su nuevo caso es buscar a Nina, la hija preadolescente de un senador, traerla de regreso y castigar brutalmente a sus agresores, pero las cosas se complican cuando se entera que Nina es la favorita del pedófilo gobernador del estado.
Pareciera ser que la intención del filme es demostrar que no hay forma de que el hombre escape de su inminente podredumbre, que las cicatrices del pasado influencian continuamente en su existencia, pero, más allá de la historia de pedofilia, es un hombre que busca expiar culpas ajenas.
UN HOMBRE DISCRETO
Después de un trabajo, Joe vuelve a casa para cuidar a su septuagenaria madre, pero es descubierto por el hijo de Ángel, el intermediario entre Joe y McCleary, su mano derecha; Joe le expresa a McCleary su preocupación por la posibilidad de que su seguridad se vea comprometida debido a que el muchacho sabe su domicilio.
Las primeras escenas muestran que una persona que se dedica a realizar trabajos sucios debe ser prudente y de los más discreto, no sólo por seguridad propia, sino para la de los suyos, en este caso, la madre de Joe, sin que pueda afirmarse que el personaje lleva una aparente vida pública pacífica, simplemente es un ejecutor, sin que tenga la necesidad socializar con alguien más, lo que denota un severo trauma con el cual tiene que lidiar.
UN NUEVO ENCARGO
McCleary le informa a Joe sobre su próximo trabajo: Albert Votto, senador por el estado de Nueva York, ha ofrecido una gran suma de dinero para encontrar y rescatar discretamente a su hija secuestrada, Nina; el único dato disponible, es una dirección que llegó por mensaje.
Este giro en la trama es trascendente para ir entendiendo que las redes delincuenciales de trata de personas alcanzan altos niveles, pero el espectador se pregunta, ¿cómo es que siendo senador no acude a las autoridades policíacas para recuperar a su hija?
Joe no suele hacer preguntas, y esta ocasión no es la excepción, llega a la dirección proporcionada y advierte que es un burdel para gente adinerada, mata violentamente a los guardias de seguridad y clientes, rescata a Nina y mientras espera en un motel para entregarla, se da un segundo giro en la trama, el noticiario local anuncia que el senador Votto se ha suicidado, pero ¿por qué ha tomado esta decisión?
NO CONFÍES NI EN TU SOMBRA
Estando en la habitación del motel dos agentes de la policía neoyorquina se llevan a Nina, Joe logra matar a su custodio y escapa, para descubrir que McCleary, Ángel y su hijo fueron asesinados, se traslada a su domicilio y ve que dos agentes federales han asesinado a su madre, los embosca, mata a uno e hiere mortalmente al otro, quien le revela que toda la conspiración fue orquestada por el gobernador Williams, y que Nina es “su favorita”.
Este tercer giro en la historia es lo que viene a dar coherencia del por qué el senador no acudió a la policía local, pues vendió a su hija Nina para ganarse el favor del gobernador Williams y de otros magnates, luego siente una culpa extrema al recibir el mensaje anónimo.
Es aquí donde el protagonista tiene la gran disyuntiva, dejar las cosas así o continuar con la salvación de la menor, así que reinventa los protocolos a los que se ha acostumbrado, liberando sus demonios personales para vencer las nuevas atrocidades y obstáculos que se le presentan.
Acude a la casa de campo del gobernador Williams, y al llegar a su alcoba descubre que le han cortado la garganta; un giro más del cual Joe no tiene respuesta hasta que encuentra a Nina en la cocina cenando junto a una navaja de afeitar manchada de sangre.
Un filme sobre la redención que se sumerge en lo más deplorable de la sociedad, esa dicotomía de contrastes tenebrosamente realista: por un lado, el poder y los vicios de las cúpulas, y por el otro, la lucha por salir del fondo de traumas.
Una fuerte crítica acerca de la sociedad estadounidense, donde los vicios de una clase política corrupta desatan una ola de violencia desmedida y sin control con el objetivo de acabar con quien les haga frente, alude a la indiferencia y la complacencia sociales.
La película está basada en una novela corta, aunque tiene tintes de hechos reales, pues recientemente, Lauren Salzman, exmiembro del grupo de esclavas sexuales de Nxivm, la comunidad estadounidense que predicaba el empoderamiento, testificó en juicio que Keith Raniere, líder de la secta, planeó construir un calabozo para encerrar a las mujeres del grupo, que las obligaba a matarse de hambre y a recibir latigazos.
También, Salzman leyó un manual escrito por Raniere y la actriz Allison Mack, que se les entregó a los miembros de la secta: “Tu único y más alto deseo debe ser promover a tu maestro, de quien provienen todas las cosas buenas”.
Según su testimonio, las “esclavas” comprometidas con “crecer” permanecerían en una jaula hasta que Raniere, “El Maestro”, las liberara; el encierro duraba horas o días.
Entre las pruebas del jurado también se encuentran fotos de las esclavas sexuales de Nxivm, que eran marcadas como ganado y obligadas a mantener relaciones sexuales con el líder; de igual forma está el testimonio de Marc Vicente, quien involucra a Raniere con varias mujeres, especialmente con la heredera multimillonaria, Clare Brofman, a quien le ordenó usar una correa como castigo por su actitud de sabelotodo.
De encontrase culpable de delitos, entre otros, de pornografía y tráfico sexual, Raniere no enfrentaría la pena de muerte, pero sí cadena perpetua.
Es difícil pensar que exista tanta maldad en el hombre. La cinta habla de un hombre lleno de contradicciones, dicotomías e instintos conflictivos; el protagonista fue víctima de violencia y maltrato, y más que ser un asesino, busca expiar culpas ajenas, sin embargo, los culpables recibieron su castigo sin su intervención, pero ¿qué será mejor, contar un ejecutor así, o que sean las autoridades quienes los castiguen?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…