Por Jesús Michel Narváez
Que nadie se sorprenda si en el cercan futuro se registra una crisis insospechada en el sistema de salud del Estado Mexicano.
Se lo digo sin ánimo de alarmarlo, pero durante una charla que sostuve con un personaje que produce y negocia medicamentos y el abastecimiento al sistema de salud pública, fui enterado de que el Gobierno federal ya adquirió importantes lotes de fármacos en India, Pakistán y Vietnam, cuyas fórmulas no han sido aprobadas por la FDA Food and Drug Administration (Administración de Medicamentos y Alimentos) al carecer de comprobación en sus contenidos.
El Gobierno federal oculta la adquisición, pero es un hecho. La fuente informativa me comentó que ante el rechazo de los productores estadounidenses de someterse a las “nuevas reglas” que impuso la administración federal, no hay en dónde adquirir los medicamentos que no sea “el Tepito de los fármacos”.
La adquisición de medicamentos no reconocidos por la FDA representa un riegos, alto por cierto, para los pacientes que los consuman.
Ello pone en peligro la vida, incluso, de quienes se internen en el IMSS, el ISSSTE, los hospitales de la Secretaría de Salud y todos aquellos nosocomios que reciban fármacos proporcionados por el Estado mexicano.
Durante la charla con el conocedor del tema –cuyo nombre me guardo para no generarle un problema aunque me autorizó publicar su contenido- me enteré de que la oficiala mayora (paridad de género) de Hacienda no tiene la menor idea de lo que representa dejar fuera de las licitaciones a tres de las diez compañías que surten y distribuyen los medicamentos en todo el territorio nacional.
“El problema, más allá de que se compren fármacos que no cubren los estándares internacionales y que puedan llegar al país como una acción ‘para combatir la corrupción’ es la distribución. No hay ningún sistema que no sea a través de los operadores, los servidores, los intermediarios, para atender los envíos”.
Le pregunté cual sería la razón para no usar –y perdón los comerciales- los sistemas de distribución de Bimbo, Coca-cola, Sabritas y Corona, que han demostrado tener mayor cobertura que cualquier otro servicio, y me respondió:
“Porque (cualquiera de esas empresas) tendría que dejar de llevar sus propias mercancías”.
Al final del día, dos problemas: abastecimiento de medicamentos sin aprobación internacional y carencia de logística para su distribución. Ya sabe usted: la 4t.
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