Por Jesús Michel Narváez
Para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo, dice el popular refrán. Y nada más adecuado de aplicación que hacerlo con el General Rodríguez Bucio, quien nació en Condembaro, Municipio de Tancítaro, Michoacán y que es nada más ni nada menos que el coordinador, jefe, director, de la Guardia Nacional.
Y aplicarlo, con otro: el valiente vive hasta que el cobarde quiere, al general secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval.
Porque por las tibiezas, las equivocaciones y los errores provenientes del gobierno de “paz y amor”, una docena de soldados fueron humillados, golpeados, desarmados y sometidos por “guardias comunitarias” en La Huacana, Michoacán, en cuyo evento la voz del “líder” exige al “comandante” del pelotón envíame las armas… sí, la Barret 50 y las demás… mándalas a nombre del pueblo… punto. Tus muchachos no se irán. Y deberías verles las caras…”.
Todo grabado en celulares. Todo difundido en las redes. Todo para que se “vea quien manda”.
¿Para eso se creó la Guardia Nacional?
¿Para eso, Ciudadano Presidente?
¿Para humillar a los integrantes de las fuerzas armadas?
No entiendo cómo se permite que el “pueblo bueno”, el armado hasta los dientes con arsenales que “ni Obama tiene”, ponga de rodillas a la única fuerza que puede detener, amainar si usted quiere, la violencia, el crimen organizado, el narcotráfico.
Frente a sujetos, no se les puede llamar de otra manera, que ocultan los rostros cuando menos en los videos que hicieron circular en las redes sociales, los soldados, los miembros de la Guardia Nacional mostraron su impotencia y quizá su incompetencia. Y el comandante, sea quien fuere, no mostró los tamaños para defender a sus soldados.
¿Acaso le ordenaron desde la Ciudad de México permitir la humillación y la violación de los derechos humanos de los solados?
Desde que el Ciudadano Presidente anunció que se “acabó la guerra contra los criminales”, como se “acabo el neoliberalismo” y “la corrupción”, los que están mejor amados que “Obama” han mostrado quién tiene el poder y quien manda.
¿Para eso se creó una Guardia Nacional?
¿Es la que nos protegerá y regresará la paz al país?
¡Vamos, Presidente!
¡Vamos secretaria de Gobernación!
¡Vamos secretario de Seguridad Ciudadana!
Frente a la evidencia, tengo qué preguntar en dónde está el Chapulín Colorado.
Y no me digan desde Palacio Nacional o desde la Defensa Nacional –no sé dónde está la base de la Guardia Nacional- que estudian, por órdenes presidenciales “comprobar que este país existe desde hace 10 mil años”.
La humillación está consumada. Y los altos mandos… ¡bien, gracias!
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