Por Luis Pazos
La lucha entre liberales y conservadores, y los frecuentes golpes de Estado, convirtieron al siglo XIX en un siglo perdido para México. La “paz porfiriana” inició el despegue al desarrollo y la integración económica del país, debido al aumento de seguridad, inversión, infraestructura y empleos.
MÉXICO SOCIALISTA
En el siglo XX la “revolución” termina con la paz, presupuesto del desarrollo. Las luchas por el poder de diferentes facciones postergan la inversión hasta finales de los años 20. En la década de los años 30 inicia un periodo de paz acotado por instituciones de corte estatista y socialista. La reforma agraria socialista prohíbe a las empresas privadas invertir en el campo, expropia y reparte la tierra como en la URSS, frena la capitalización del agro y mantiene en la pobreza a más de la mitad de la población. Esa reforma, que expulsa millones de campesinos a EUA y crea cordones de pobreza en las ciudades, predomina en el siglo XX.
Las políticas estatistas y de expropiaciones con Lázaro Cárdenas son abiertamente socialistas. La educación se declaró oficialmente socialista. Las políticas “neosocialistas” llegan a su máximo en la década de los años 80, con Echeverría y López Portillo, cuando el Estado concentra la mayoría de las actividades económicas. En 1982 controlaba 1,155 empresas. Las políticas socialistas en esos años llevan a una crisis con inflaciones de tres dígitos, macro devaluaciones y a la suspensión internacional de pagos de la deuda gubernamental. Salinas, al llegar al poder, no tiene más alternativa para evitar un colapso total, que vender empresas estatales, que le costaban al país millones, terminar con la inseguridad agraria y darle independencia al Banco de México para evitar hiperinflaciones al financiar el déficit público con la emisión de billetes, y así restablecer la confianza de los inversionistas. Peña Nieto consolidó la quiebra de Pemex con el aumento de la corrupción durante su gobierno. La única opción para evitar el colapso completo de Pemex fue romper el monopolio estatal del petróleo y abrir las puertas a la inversión privada. A esos cambios recientes los intelectuales de izquierda y López Obrador les llaman “neoliberales”.
Independientemente de que esos cambios sean catalogados como “neoliberales”, las políticas que los hicieron necesarios y predominaron la mayor parte del siglo XX, son socialistas o “neosocialistas”, responsables de la miseria, desempleo, bajo crecimiento y corrupción que imperó en México el siglo XX.
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Profesor de Economía Política