Por Itzel Toledo García*
El 12 de mayo tuvo lugar la marcha Mothers Rise Up en la que participaron madres y activistas en Londres con el fin de apoyar los esfuerzos de los estudiantes que en los últimos meses han salido a marchar (Youth Strike 4 Climate) y de Extinction Rebellion que han exigido una acción del gobierno británico ante el cambio climático. En la marcha habló Rosamund Kissi-Debrah, madre de Ella Kissi-Debrah, quien murió en 2013 probablemente por la contaminación del aire cercana a su casa en Lewisham (Londres), y señaló la importancia de estar enojados por los niveles de contaminación atmosférica urbana que ponen en peligro la vida de la población.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la contaminación del aire representa un problema para la salud cardiovascular y respiratoria de las poblaciones en distintas partes del mundo, así como para el medio ambiente en general. Según explica Christina Nunez para National Geographic, la contaminación del aire es una mezcla de partículas y gases que lleva a concentraciones peligrosas tanto en interiores como exteriores. A corto plazo la contaminación atmosférica implica estornudos, irritación en los ojos, mareos, dolores de cabeza y tos. A mediano y largo plazo se ha visto un incremento en los casos de neumonía y cáncer del pulmón, siendo los más susceptibles a estos efectos los niños, los ancianos y las familias de pocos ingresos y con limitado acceso a servicios de salud.
Según cálculos de la OMS, 7 millones de personas mueren por contaminación del aire cada año y de éstas alrededor de 1,3 millones tan solo por la contaminación atmosférica urbana. La vasta mayoría de estas muertes ocurre en países de bajo o medio ingreso. En 2014 este organismo de las Naciones Unidas señaló que en el 90% de las ciudades donde se midió la contaminación del aire (1,600 ciudades en 91 países) se superaban los niveles sugeridos por lo cual ponían en riesgo a sus habitantes. Si bien varios países han aceptado implementar normas para regular este problema, sigue habiendo una alta contaminación del aire en las urbes. Por ejemplo, de 2008 a 2017, de las veinte ciudades más contaminadas del mundo trece se ubicaban en India, aunque desde 1981 existe una ley en ese país que protege el aire. También en China varias ciudades sufren recurrentemente por la contaminación del aire y aparecen en la lista de las quinientas ciudades más contaminadas. En ese mismo listado aparecen las ciudades mexicanas Monterrey y Toluca.
Las medidas que sugiere la OMS para mejorar la calidad del aire en las ciudades son el establecimiento de estándares de emisión y la promoción de la utilización de la bicicleta y el transporte público en vez de automóviles, evitar generar electricidad a base de carbón y otros combustibles contaminantes, y mejorar la eficiencia energética en edificios e industrias. De forma general, el cierre de centrales eléctricas basadas en carbón y el aumento de la creación de energía por métodos renovables, así como la utilización de vehículos eléctricos con cero emisiones también se ven como vías importantes para reducir las emisiones de dióxido de carbón y otros gases invernadero, como apelan el Acuerdo de París (2016) y la propuesta del Green New Deal en Estados Unidos.
Sin embargo, como explica Jasper Bernes, para lograr un giro veloz hacia las energías renovables primero se necesitaría aumentar la explotación en minas pues para la creación de paneles solares se necesita de indio, las turbinas usan neodimio, las baterías litio y todas estas hierro, estaño, plata y cobre. Todo lo cual además de aumentar los gastos de producción, llevará a la destrucción de ciertas áreas del globo y a la disminución de la salud de las poblaciones que exploten esas minas. Bernes señala entonces que necesitaríamos dejar de lado el modelo capitalista de producción, pero una revolución para lograrlo no se ve en el horizonte a corto plazo.
Gracias a la protesta pacífica por parte de Extinction Rebellion el Parlamento británico declaró una emergencia climática nacional a principios de mes, sin embargo, los activistas ecológicos saben que es el momento de seguir presionando para que se logren cambios. Queda entonces preguntarnos, ¿qué podemos hacer como individuos, como sociedad civil y como especie para mejorar la calidad del aire en las ciudades? ¿Cómo logramos un mayor compromiso de parte del gobierno nacional y la sociedad internacional con nuestra salud y el medio ambiente? Este mayo los capitalinos nuevamente vivimos una crisis por la contaminación ambiental, y algo que destaca es que no se debe solamente a los altos niveles de polución causados por la producción industrial, la utilización de energía en edificios corporativos, estatales y hogares, las toneladas de basura y el uso de automóviles, sino también ha sido causada por incendios que han aumentado los niveles de ozono y de partículas contaminantes en el aire. A la par de estos incendios en la zona central del país, han ocurrido otros en el sur y en nuestros países vecinos. Es un problema que va allende el Estado nación, la contaminación atmosférica es una crisis global.
Fuentes:
Jasper Bernes, “Between the Devil and the Green New Deal”, Commune¸ https://communemag.com/between-the-devil-and-the-green-new-deal/ [consultado el 13 de mayo de 2019]
Jorge Legorreta, “La grave contaminación atmosférica de la ciudad de México”, Ciencias. Revista de cultura científica https://www.revistaciencias.unam.mx/pt/170-revistas/revista-ciencias-22/1539-la-grave-contaminaci%C3%B3n-atmosf%C3%A9rica-de-la-ciudad-de-m%C3%A9xico.html [consultado el 13 de mayo de 2019]
Christina Nunez, “Climate 101: Air Pollution”, National Geographic, 4 Febrero de 2019 https://www.nationalgeographic.com/environment/global-warming/pollution/ [consultado el 13 de mayo de 2019]
World Health Organization, “Air pollution” https://www.who.int/airpollution/en/ [consltado el 13 de mayo de 2019]