Por Jesús Michel Narváez
Ante la repetida acusación contra la “prensa fifí” que cada que puede la agrede, la Arquidiócesis Primada de México pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador, a ser prudente con sus comentarios para así respetar el trabajo de un sector obligado a ser contrapeso del poder gubernamental.
En el semanario oficial de la Arquidiócesis, Desde la Fe, señaló:
“Está obligado a hacer acopio de prudencia, pues quien ataca a la prensa no es un ciudadano común, sino el presidente de la República que debe representar a todos y evitar las funestas consecuencias del repudio a la prensa libre y crítica. Sus palabras pueden derivar en la desacreditación de la labor periodística, o peor aún, en el odio colectivo hacia los medios de comunicación…
La Arquidiócesis lamentó las agresiones contra algunos medios de comunicación, en especial la de Juan Pardinas, director de Reforma, quien sufrió amenazas de muerte, algo inaceptable en un régimen democrático como lo es México.
“De ninguna manera se puede decir que el presidente haya ordenado una agresión, pero tampoco se puede negar que es de su enojo de donde abrevan algunos de sus seguidores. Templanza, prudencia y paciencia”, pide la iglesia al titular del Ejecutivo.
Lo expresado por el órgano que circula a nivel nacional en los diarios de la Organización Editorial Mexicana, resulta gratificante si bien tardía.
Porque hemos cuestionado públicamente en MISIÓN POLÍTICA y en este mismo espacio la permanente agresión hacia los comunicadores críticos que se hace desde Palacio Nacional y en los discursos presidenciales en diversas partes del país.
En lo personal he sostenido que desprestigiar a los periodistas y a los medios es un despropósito, como lo es que los miembros de su gabinete se monten en la ola generada por las palabras del Ciudadano Presidente.
En nada o en poco ayuda a la unidad de los mexicanos que se descalifique no solo a los periodistas y los medios sino a importantes segmentos de la población.
Ahora hay dos Méxicos cuando solamente debe existir uno: el de todos.
Que la propia Iglesia, a través de su órgano oficial, salga a pedir prudencia al Ciudadano Presidente cuando se refiera a la prensa, fifí o sabia y buena, es motivo de reflexión y ojalá que en Palacio Nacional se dieran tiempo para ella.
Nadie critica al Ciudadano Presidente por el simple hecho de no haber votado por él. No. Se le cuestiona la forma en que evade los problemas con respuestas como “yo tengo otros números” cuando se trata de economía o empleos. Y una más: “yo tengo otra información”.
Los periodistas no inventamos. Acaso nos falte rigor para exponer las denuncias o los señalamientos, pero siempre hay sustento en la información.
Nada más sano que saber escuchar no solamente oír.
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