Por Jesús Michel Narváez
Hablar de mayor democracia en la Cámara de Diputados y de mayor libertad desde que Morena la controla, es un despropósito.
Nada ha cambiado con respecto al mayoriteo que impuso el PRI desde los tiempos del caudillismo. ¿Se puede concebir democrático el avasallar a las débiles oposiciones?… ¿se puede hablar de mayor libertad cuando desde Palacio Nacional reconvienen la decisión de legisladores por votar en contra de la reforma (nueva) educativa?
Porfirio Muño Ledo escribió en su artículo semana que publica en El Universal sobre la independencia legislativa” y hace referencia a su discurso con motivo del cierre del segundo periodo de la LXIV legislatura en el que hace gala de los avances logrados durante su presidencia en la Mesa Directiva. Salvo los extraordinarios de los que ya se habla, poco le queda al guanajuatense por su jus sanguinis (“derecho de sangre”) en el cargo.
Define de logros la incorporación de delitos relacionados con la corrupción, que incrementan ls causas por las que los propios legisladores, los funcionarios públicos e incuso el Presidente de la República pueden ser sancionados.
Omite, por supuesto, que no fueron los diputados los que se autoincorporaron para ser sancionados y que fueron los senadores los que se añadieron para evitar que la reforma solamente se enfocara al Pode Ejecutivo.
Presume la “independencia del Poder Legislativo” como “poder reformador del Estado” pero se niega a reconocer que las “sugerencias presidenciales” son atendidas ipso facto por el grupo mayoritario que cabildea con las oposiciones para no hacer enojar al “señor”.
En el último párrafo de su escrito señala: “Semejantes logros se inscriben en una política de absoluto respeto del Poder Ejecutivo hacia nuestras decisiones. Por mi parte me he empeñado en dirigir las sesiones (a las que acude) como la ley me lo ordena, velando por el equilibrio entre las libertades de los legisladores y los deberes constitucionales de la Cámara. Seguiré procurando el interés general por encima de los intereses particulares. Ese cargo me obliga a garantizar la unidad de la Cámara, por lo que he servido al margen de cualquier militancia política.
No abordó, por lo menos en su artículo, que durante su gestión se ha despedido a cientos de trabajadores que llevaban años sin contar con una plaza; tampoco el discrecional manejo en la comunicación social, la oficial, que reduce a la nada la presencia de las oposiciones. Vaya, sus posicionamientos para determinaos temas se quedan en San Lázaro. En el Salón de Pleno y gracias a la presencia de los periodistas que cumplen profesionalmente su labor logramos enterarnos de lo que dijeron o hicieron los integrantes de las chiquilladas.
¿Cuáles son los logros que están reformando al Estado?
Mucha presunción para tan poca elegancia.
Demasiado elogio de lo hecho por el presidente de la Mesa Directa.
Acaso encaja y con perfección colocar aquí la expresión: elogio en boca propia es vituperio.
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