La Verdad no Dicha del Caso Miroslava

Frontera Norte Ciudad Juárez

*Historias Negras: Justificación Para Jalar el Gatillo

*Poder Público: no es el Barco Llamado Democracia

*El Caso fue la Crónica de una Muerte Anunciada

*En el Entramado de la Narcopolítica Estatal

Por Rafael Navarro Barrón

Alejandro Encinas, el subsecretario de Derechos Humanos del gobierno federal, lo dijo en pocas palabras: “el poder político también mata a periodistas”. Y de esta premisa se escribe el calvario de cientos de periodistas mexicanos y miles en el mundo, que han ofrendado su existencia por asumir el rol de ministerios públicos, porque el gobierno está castrado u opera al servicio del crimen organizado.

Alejandro Encinas.

El caso de Miroslava Breach es la marca común de lo que ocurre en todo el país. Voces que se levantan, hartas de la impunidad, la corrupción y la falta de energía de los gobernantes. Voces que son calladas con armas de todo tipo y luego, para acallar la crítica, se inventan historias negras como si eso fuera una justificación para jalar el gatillo.

Los funcionarios que se creen honestos despachan debajo de sus escritorios porque se orinan cuando llegan las primeras amenazas de muerte. Es entonces que descubren que el poder público no es ese barco llamado democracia, sino es una chalupa maltrecha llena de traiciones y corruptos.

Aquí es donde se suscribe la “verdad no dicha sobre el caso Miroslava”. La periodista informó oportunamente al gobernador Javier Corral lo que ocurría en el entramado de la narcopolítica estatal, específicamente en una región ampliamente conocida por la reportera de La Jornada, porque su origen norteño, en las faldas de la sierra Madre Occidental, en Chínipas, la tenían al tanto de los acuerdos políticos y delictivos de la región, impulsados por César Duarte, el PRI y el PAN.

Conocer lo que ocurre en la narcopolítica, saber vida y obra de los empresarios y personajes del poder público, no es una tarea difícil para los reporteros. Sabemos más de lo que ellos creen, porque sus escoltas, sus insatisfechos colaboradores, pisoteados por la soberbia de sus patrones, siempre sueltan la sopa.

Por eso, en petit comité, no nos referimos a los gobernantes o a los empresarios voraces utilizando sus títulos nobiliarios, sino como lo que son: corruptos, pinches ambiciosos, lamebotas de mierda, pendejos con suerte, imbéciles… y todos los adjetivos al alcance de nuestro escaso o basto diccionario.

Es por eso que indigna el caso Miroslava, porque el songo gobernador de Chihuahua ha jugado con los sentimientos de la familia Breach Velducea y de la prensa chihuahuense; estamos indignados y lo tenemos que decir, lo de Miroslava fue la “crónica de una muerte anunciada”, porque los alfiles del “gobernante huevón” como se le conoce a Corral y él mismo, sabían que la reportera corría peligro.

No se asesinó a la representante de un oficio, en este caso a la periodista Breach, las balas disparadas por un cobarde, apagaron la luz de una persona de bien, de un ser humano intachable.

No sé si Corral Jurado entienda o no las cosas, pero hay que recordarle que el expediente que tiene empolvado y manoseado en el escritorio de su Fiscal, narra la historia del asesinato de una mujer, de una madre de familia, de un símbolo de justicia social.

Wikipedia no exagera en su descripción: fue una periodista mexicana, reconocida por su labor como investigadora en torno a violaciones de derechos humanos, narcotráfico y corrupción.

Miroslava Breach realizó trabajos de investigación que ayudaron a divulgar los abusos en las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara, así como los feminicidios en Ciudad Juárez y el asesinato de Marisela Escobedo​.​

Miroslava cubrió puntualmente la temática del narcotráfico en la región de Chihuahua, además divulgo la corrupción en la administración del ex gobernador, César Duarte Jáquez.

El Partido Acción Nacional ha fingido demencia. Encubre, junto con su gobernador, a Mario Vázquez Robles, expresidente estatal de ese organismo político y ahora coordinador de gabinete del gobierno municipal de Chihuahua; encubre a Alfredo Piñera Guevara, ex vocero de ese partido, así como Hugo Ahmed Schultz Alcaraz, exalcalde de Chínipas, a quien Miroslava Breach identificó como el que pactó con el narcotráfico en ese municipio y nombró como jefe de la Policía en todo su trienio a Martín Ramírez, sobrino del capo Crispín Salazar Zamorano, jefe del Cártel de Sinaloa, señalado como el autor intelectual del homicidio de la periodista, situación que la Fiscalía no ha podido vincular.

 

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