“Hijos de los Hombres”

Del Cine y las Leyes

La Infertilidad, Metáfora de un Mundo sin Esperanza

Por Horacio Armando Hernández Orozco

Hijos de los Hombres” (“Children of Men”), película de ciencia ficción de 2006, dirigida y coescrita por Alfonso Cuarón; con la actuación de Clive Owen (Theo Faron), Julianne Moore (Julian Taylor), Michael Caine (Jasper Palmer), Chiwetel Ejiofor (Luke) y Clare-Hope Ashitey (Kee).

La Tierra, año 2027, hace 18 años nació el último niño. Ante este inexplicable fenómeno de infertilidad, la raza humana empieza a perder toda esperanza; la mayoría acepta lo inevitable y se deja caer hacia el separatismo y nihilismo carentes de leyes, otros luchan por defender un planeta unido y los derechos de la decreciente población.

Basada en la novela homónima de P. D. James, la cinta se desarrolla en el futuro, donde dos décadas de infertilidad humana han dejado a la sociedad al borde del derrumbe. Inmigrantes buscan refugio en el Reino Unido, cuyo último gobierno funcional impone opresivas leyes de inmigración sobre los refugiados.

LA ESPERANZA COMO RECURSO

Se oye un boletín de la “BCC” sobre la aprobación del Decreto de Seguridad Interior en Gran Bretaña; se anuncia la ocupación militar de las mezquitas inglesas para mantener el orden en el país, y se menciona la deportación de inmigrantes ilegales; Theo pide un café en un establecimiento lleno de gente, mientras por televisión se da la noticia de que la persona más joven de la Tierra, tan sólo de 18 años, fue apuñalado por un fan, a los pocos segundos, después de salir a la calle, un atentado terrorista revienta la cafetería y ensordece a Theo.

Todo ese primer segmento está dominado por la sensación de duelo, de desolación, pues desde 18 años no ha habido nacimiento alguno. Ante este fenómeno inexplicable es comprensible que la raza humana empiece a perder toda esperanza; y la interrogante inicial es: ¿Qué sucede cuando una sociedad es incapaz de reproducirse?

“Hijos de los Hombres” explora este tema, usando la infertilidad de la humanidad para explicar el problema. Es claro que la esperanza de una sociedad se fundamenta en la acción de las futuras generaciones, y es razonable luchar, sufrir, tal vez incluso morir, por una sociedad más justa, más compasiva, por un futuro mejor qué dejar a los hijos, ¿pero en un mundo sin futuro, donde la “justicia”, la “compasión”, la “sociedad”, la “lucha” o inclusive la “maldad” sean sólo palabras con un eco inaudito valdrá la pena vivir?

La esperanza de un futuro, es un verdadero recurso de la humanidad, por ello, el Estado debe brindar protección integral a la niñez.

GOBIERNO FUNCIONAL

Poco antes del atentado terrorista, los camiones circulanban en la capital Londinense, con propaganda alusiva a la eficacia de la policía británica, dando referencia a que otras ciudades han caído en manos de los delincuentes, rebeldes y terroristas, pero no Londres.

El Reino Unido se muestra como una de las pocas naciones estables con un gobierno funcional, por lo cual está inundada de gente huyendo del caos y la guerra que se han apoderado del mundo, pidiendo asilo; en respuesta a esto, Gran Bretaña se ha vuelto un estado militarizado, mientras las fuerzas del gobierno británico reúnen y detienen inmigrantes que llegan a sus costas.

Esta política dura y totalitaria, no es propia de una visión de ciencia ficción o sólo visible en sociedades distópicas, la Historia ha mostrado Estados nacionalistas opresores de refugiados que son internados en campos y deportados.

Esta política es visible cuando Theo llega a su oficina en el Ministerio de Energía y cruza un control policial coronado por la consigna gubernamental “Jobs for The Brits” (Trabajo para los británicos).

LA REIVINDICACIÓN DE UN EX ACTIVISTA

Theo pide permiso para retirarse del trabajo, y no es porque esté afligido por la muerte del joven ni por el atentado, nada de esto le importa, pues es un hombre en estado de parálisis emocional, simplemente quiere visitar a su viejo amigo Jasper que vive en el campo a muchos kilómetros de Londres.

La cinta expone a Theo como un antiguo rebelde convertido a burócrata que se protege contra los recuerdos de un doloroso pasado y la realidad de un futuro sin sentido, un simple ex activista que se siente rechazado por una sociedad carente de respuestas, hasta que Julian, líder del grupo guerrillero Los Peces, le ofrece dinero para adquirir papeles de tránsito para una joven refugiada llamada Kee.

La petición concreta es la obtención de un salvoconducto, que es un documento expedido por una autoridad para permitir a su portador transitar o permanecer en un lugar sin riesgo, su uso más común se ubica en el ámbito del derecho internacional público, más vinculado a situaciones de conflicto armado.

Theo obtiene el salvoconducto, pero los papeles de tránsito requieren que el portador deba ser acompañado, así que Theo escoltará a Kee, hasta que sea recibida por el grupo clandestino “Proyecto Humano”, dedicado a curar la infertilidad.

Pero, ¿por qué arriesgar tanto en una joven inmigrante?

La respuesta la da Kee cuando le revela a Theo que está embarazada y que Julian le dijo que confiara sólo en él; sin embargo, Luke, otro líder de los rebeldes, quiere que Kee se quede y dé a luz ahí.

La cinta acude a la acción individual como antídoto contra el totalitarismo desaforado, pero también contra los falaces grupos de reivindicación, pues Theo, quien ha renegado de toda ideología, es el único que se preocupa verdaderamente por Kee y su bebé, y no de la importancia estratégica que ambos puedan tener para tal o cual bando. Por lo que, si hay esperanza de salvación para la especie humana en ese futuro de infertilidad, la apuesta no estará en manos de los políticos o los revolucionarios, sea cual sea la ideología o sistema que defiendan, sino en la gente común, en la verdadera sociedad civil.

El título de la película viene del Salmo 90, 3 del Antiguo Testamento: “Conduces al hombre a la destrucción y dices: «Volved, hijos de los hombres»”, es la fragilidad del hombre, puede vivir muchos años, pero al final morirá, mientras Dios es eterno; el hombre cosecha lo que ha sembrado, se gana a pulso su propio destino, y si merece un castigo, más vale que nunca sea la privación de la capacidad de procrear.

Esta sentencia también le es aplicable al Estado, ya que ante este panorama ¿valdría la pena sostener a un gobierno que no garantice un futuro?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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