Por Jesús Michel Narváez
Sorprende el anuncio presidencial: se respetarán todos los contratos surgidos de la Ronda-1 y subsecuentes.
Hay una petición: inviertan, no sean rejegos.
Porque de acuerdo con los números en posesión del Ciudadano Presidente, quienes ganaron las licitaciones no han invertido.
Y por ello los exhorta a extraer petróleo del subsuelo y las aguas mexicanas.
La nueva postura es un giro de 180 grados. Porque desde la campaña en busca de la Presidencia de la República expresó su enfado por la Reforma Energética, que siga calificando como el “gran fracaso” y puso el dedo en la llaga que más arde: en el dinero de los inversores cuando repetidamente decía que los contratos serían cancelados.
Y aunque redujo la amenaza a una revisión profunda y aquellos que se hubieran obtenido mediante acciones de corrupción serían cancelados.
Sin embargo, el tono de voz y el mensaje amenazador, se suavizaron el día del 81 aniversario de la Expropiación Petrolera.
Ahora se trata a los inversionistas con deferencia, algo que debe ser sumamente difícil para el Ciudadano Presidente.
Porque no es su estilo de gobernar. Ni de su conducta personal.
Se advierte que el refrán de que cuando el zapato aprieta ¡hay que ensancharlos! queda como anillo al dedo en tratándose de haber conocido ya lo que representa cancelar los contratos y dejar toda la carga de exploración, perforación y extracción de crudo y gas a Petróleos Mexicanos, la empresa más endeudada del mundo.
Para quienes se la jugaron con la Reforma Energética y que tuvieron la visión del futuro que les llenará las manos de dinero, porque no son protectores de la pobreza sino de la riqueza, la posición del Ciudadano Presidente les devolvió el aliento y el corazón dejó de padecer de taquicardias.
¿Quién no le toma la palabra al Presidente de un país?
Es la voz que representa al Estado y por tanto la confianza debe existir. De ahí la preocupación de meses atrás cuando la incertidumbre abonada por las declaraciones cotidianas, hicieron recular a los inversores y quedarse a la defensiva.
Hoy el panorama se les aclara y están conscientes de que habrá respeto absoluto para las inversiones extranjeras o nacionales.
La condición sine qua non: inviertan y comiencen a producir.
¿Inesperado cambio de postura?
Ciertamente.
Porque el Ciudadano Presidente no acostumbre a corregir sus conductas. Porque lee la Biblia y conoce a fondo cada uno de los pasajes que en ella se relatan. La sabiduría, pues, en todos los rubros.
Sea como fuere, el cambio de tono, la diferencia entre espantar y solicitar inversión, devuelve la calma perdida. ¡Enhorabuena!
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