Por Alberto F. Mena Mallén
Es la exclamación en la Ciudad de México. Queremos que con tiempo proyecten la o las soluciones que deberá tomar la autoridad capitalina para evitar de nuevo una medida rechazada por la ciudadanía ante la ola de calor que ya tenemos encima y que por lo que se ve, vendrá más fuerte -en la primavera y el verano-, que en años anteriores. (Todo por el cambio climático)
Hay que recordar que fue en mayo de 2016 cuando se tuvo que aplicar este Doble Hoy No Circula debido a los altos índices de contaminación por causa de las graves temperaturas que azotaron en esas fechas.
La doble aplicación del programa Hoy No Circula, señalaron los especialistas del Centro de la Atmósfera de la UNAM, induce a que la reactividad atmosférica de formación de ozono se incremente. Explicaron que luego de analizar los datos de la Red Automática de Monitoreo Atmosférico, observaron que el 3 de mayo –el día siguiente de la aplicación del doble Hoy no Circula por la declaración de la Fase 1 de Contingencia– los niveles máximos de los óxidos de nitrógeno (NOx, uno de los precursores de ozono) disminuyeron aproximadamente 50%. Sin embargo, el ozono alcanzó un valor máximo de alrededor de 160 partes por billón (ppb).
Para el 4 de mayo, segundo día de la medida restrictiva en la que dejaron de circular dos millones de autos, aproximadamente, los niveles máximos de óxido de nitrógeno disminuyeron 40%; no obstante, a las 15:00 horas el nivel máximo de ozono alcanzó 180 ppb; es decir, subió 20 unidades.
Con estos datos, aseguraron que “aplicar el doble Hoy No Circula (al disminuir de forma desigual las emisiones de NOx y compuestos orgánicos volátiles) induce a que la reactividad atmosférica de formación de ozono se incremente. Además, si se tienen altas temperaturas las velocidades de propagación de la cadena fotoquímica son más intensas”.
Bajo este contexto, el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM alertó -en un comunicado de prensa en ese año- que de no tomarse medidas concretas para disminuir los niveles de ozono, las contingencias “se repetirán año con año durante los meses de calor, debido a que las condiciones meteorológicas no varían mucho, pues son procesos naturales”.
No obstante, los especialistas reiteraron que “las decisiones sobre el desordenado crecimiento de la ciudad, la mala planeación del transporte y la falta de inversión, entre otras, además de permitir la corrupción, sí son responsabilidad de las autoridades”.
Advirtieron en dicho comunicado de prensa que se debe “empezar a mejorar la planeación de la megalópolis y las otras ciudades de los diferentes estados del país que están siguiendo el mismo patrón de crecimiento”.
En ese año, explicaron investigadores de ciencias de la UNAM. -dicho en los medios de comunicación-, los vehículos no son los únicos contaminantes del aire en el Valle de México. Las fugas de gas LP, el uso de solventes en casas e industrias, entre otros, lanzan a la atmósfera compuestos orgánicos volátiles que promueven la formación de ozono.
Se dijo que la emisión de estos contaminantes no se atiende. Añadió que a la gasolina que se vende en la Ciudad de México se le incluye un aditivo que provoca la dispersión de formaldehidos que aceleran la producción de ozono.
SI PARAN MÁS AUTOS AL DÍA EL SERVICIO PÚBLICO SE COLAPSA
En el diagnóstico del Plan Estratégico de Movilidad de la Ciudad de México 2019, se señala que este sistema se encuentra en un estado de profunda crisis estructural que se puede resumir en tres aspectos fundamentales: la fragmentación institucional de los distintos sistemas de movilidad; severas ineficiencias y abandono de la infraestructura y servicios de transporte público no motorizado y, carga e inequidad en los tiempos de traslado y condiciones de viaje.
De los sistemas públicos de transporte se ilustra que:
En la RTP y el Metro sólo el 73 por ciento está en operación;
El Metrobús, es quien tiene más operatividad en su servicio con el 93 por ciento;
Los trolebuses -un símbolo de lo que fue el Distrito Federal-, opera el 63 por ciento; al igual que el Tren Ligero. (La fuente son los propios organismos)
Mientras, el transporte concesionado traslada al 67 por ciento de los pasajeros de la ciudad y el 82 por ciento de los de la metrópolis. En resumen, lo que se cita de este servicio es un caos, por pésimos transportes con 20 años de servicio; inseguridad con robos a pasajeros a diario; con un modelo de negocio obsoleto al ser individual para los choferes y todo ello sin una supervisión y control adecuado por parte de las autoridades.
Explican además que la crisis del sistema de movilidad también se refleja en crecientes niveles de saturación que han generado una calificación de la Ciudad de México como la de mayor congestión vehicular en el mundo en el 2015 y 2016, con velocidades promedio de 11 kilómetros por hora.
Existen pocas, muy pocas alternativas viables al uso del automóvil privado y al aumentar la motorización privada -con cientos de motocicletas-, incrementa los tiempos de traslado y agudiza los problemas ambientales, asociados al transporte urbano. Cabe recordar, agregaron, que los automotores son una de las principales fuentes de contaminación del aire ya que contribuyen con el 52 por ciento de las emisiones de partículas PM10, con el 55 por ciento de partículas PM2.5 y, el 86 por ciento de emisiones de monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno. (Fuente Sedema 2018)
LAS PROPUESTAS, EN EL PAPEL, PARA MEJORAR LA MOVILIDAD
Hablan de integrar, mejorar y proteger este sistema en el presente sexenio. Claro, hay que darles el beneficio de la duda y ojalá y realmente logren llevarlo a cabo, ya que, si no es así, en poco tiempo colapsará la circulación y la movilidad de la Ciudad de México.
Ya no hay que darle prioridad al transporte privado, como lo hizo Enrique Peña Nieto con el Segundo piso concesionado, porque en esa obra se había proyectado un tren rápido urbano y por eso:
¡¡Ya no queremos un Doble Hoy NO Circula!!