Y, ¿qué tal un poco de ética política?

Tal parece que prudencia, moderación, respeto y sensibilidad política no son, precisamente, virtudes que caractericen la actuación de la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky. Y es que los roces y enfrentamientos con miembros de su partido y de otras organizaciones políticas aliadas, no han sido pocos, cuando no hay disposición a acatar algunas de sus ocurrencias en su autoritario estilo de ejercer la política.
Uno de estos desencuentros lo tuvo con Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, en coalición con Morena, porque no incluyó en su equipo de trabajo a un senador que Yeidckol quería que lo hiciera secretario de gobierno. “Yo hubiera esperado del futbolista, habría declarado la líder, que le hubiera dicho aquí está el estado que quieres. Sé el secretario de Gobierno, toma la mitad de los cargos…tristemente esto no sucedió”. Por su parte, el gobernador habría reprobado comentarios xenófobos de Yeidckol al referirse a un colaborador suyo como “el españolete”.
A la diputada Tatiana Clouthier, quien fuera la coordinadora de la campaña del candidato presidencial de Morena, también le tocaron mensajes recriminatorios de la polémica Polenvsky, cuando la legisladora se atrevió a decir, en contra de la Guardia Nacional, que eso no era lo que se había prometido en campaña. Al respecto, la líder de Morena le recomendaría a la diputada informarse “un poquito mejor” y actuar con más sensibilidad en temas de seguridad.
Tras el triunfo avasallador de Morena, Polevnsky declararía que la cantidad de legisladores no serían una mayoría aplastante, sino una mayoría responsable y que habría respeto para los otros partidos. Palabras que, al paso de muy poco tiempo, quedaron en el olvido.
Cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió el conflicto post electoral por la gubernatura de Puebla, ratificando el triunfo de la candidata del PAN, Martha Erika Alonso, la líder de Morena no sólo se negó a aceptar el fallo, sino que además les pidió a los alcaldes poblanos de su partido no reunirse con la gobernadora, además de hacer un llamado a los diputados locales y federales y a los senadores para que no acudieran a las futuras convocatorias de la mandataria estatal. Orgullosamente pondría como ejemplo, su caso, cuando fue senadora, que nunca asistió a Los Pinos, ni saludo ni le dijo presidente al ex mandatario Felipe Calderón. Vaya ejemplo de respeto al estado de derecho, a las instituciones y a los otros partidos.
En ese candente contexto, ocurrió la muerte de la gobernadora y de su esposo el senador, Rafael Moreno Valle, por el desplome del helicóptero en que viajaban. No es pues, del todo injustificada, la indignación, enojo y agravio sentido por quienes habrían apoyado y votado por la candidata a la gubernatura de la coalición del PAN,PRD y MC, ante semejante llamado a la rebelión formulado por la líder de Morena.
Y, a pesar de que los ánimos están muy caldeados, por lo reciente de esta tragedia, a doña Yeidckol no le importa echarle más leña al fuego y sin la menor sensibilidad política, se precipita y anuncia, cuando todavía ni siquiera se ha designado al gobernador interino, a quien corresponderá convocar a la elección extraordinaria para la gubernatura, que Morena repetirá la postulación de Miguel Barbosa como su candidato, porque, insiste, él ya la ganó y ahora la va a volver a ganar.
Por su parte, el elegido se deja querer y, un poco más prudente, agradece el apoyo, pero afirma que todavía no es tiempo, aunque no descarta competir otra vez. Claro está que esto no le impide asistir a reuniones con “amigos sin ningún interés político o partidista”, según declara. Algo en lo que ya anda muy activo. Miguel Barbosa tampoco aceptó su derrota, a pesar de que, en el recuento total de la elección, ordenado por el Tribunal Electoral, el resultado fue muy similar al obtenido desde un principio en el conteo rápido, en el programa de resultados preliminares y en el cómputo distrital, siempre favorables a la candidata del PAN, con una ventaja de 3.5 puntos porcentuales.
La actitud de no aceptar un fallo en contra, ahora le pesa más a Barbosa, por el trágico fin que tuvo quien, a pesar del disgusto de los de Morena, legalmente asumió la gubernatura por el fallo de la autoridad. Las resoluciones de los tribunales no son democráticas o antidemocráticas. Son legales y obligatorias, cualquiera que sea su sentido, si son emitidas por una autoridad competente. Podrán no gustarnos, pero, en un estado de derecho, hay que acatarlas.
Postular de nueva cuenta a quien no está dispuesto a aceptar un fallo en contra, como ya lo demostró en la primera elección, sólo va a tensar más el ambiente político y dividirá más a los poblanos. Por ética política, quien realmente manda en Morena debería buscar otro candidato, pues, de otra manera, Barbosa parecería estar resultando beneficiado por la tragedia.
Este morenista de último momento, ya perdió su oportunidad.

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