*Sobre la Cartilla Moral de Alfonso Reyes
*Aquella Está Dividida en Doce Lecciones
*Ver lo Positivo de las Recomendaciones
*Responsabilidad de los Padres de Familia
*La Actual Retoma Varias Ideas Reyistas
Hace poco más de una semana y en un evento realizado en Chalco, el gobierno del presidente Andrés López Obrador lanzó su Cartilla Moral, documento a ser leído por el pueblo mexicano y en particular por los defensores como por los acérrimos detractores de cualquier acción, loable o perniciosa, que lleve a cabo el actual régimen.
Si no se contextualiza cualquier texto, en el pasado o en el presente, se corre el riesgo de no comprender las intenciones de su autor. La Cartilla, concebida originalmente por el magnífico escritor Alfonso Reyes en 1944 y adaptada posteriormente por el académico José Luis Martínez, se elaboró primero en el contexto de la Segunda Guerra Mundial donde era un imperativo derrotar a las potencias fascistas, y luego su posterior requerimiento en tiempos del presidente Adolfo Ruiz Cortines en los años de 1950, respondía al papel soberano de México en el contexto de la Guerra Fría y el enfrentamiento de dos visiones del mundo (igualmente totalitarias) que resultaban incómodas para el nacionalismo de los gobiernos mexicanos de aquél entonces. El documento de Reyes se encuentra dividido en doce “lecciones”; la anterior palabra dice mucho del sentido pedagógico de los contenidos que se desarrollan en su interior y el propósito para quienes lo lean o lo escuchen (la oralidad, forma de transmisión muy usada en el México de los 1940).
Las lecciones llevan por títulos e intención las siguientes: “La moralidad y el bien”, “El cuerpo y el alma”, “Voluntad y moral”, “Las normas y preceptos morales son los mismos para todos los hombres”, “El respeto a sí mismo y la dignidad humana”, “El respeto a la familia”, “El respeto a la sociedad: normas de urbanidad y cortesía”, “El respeto a la sociedad: normas jurídicas”, “El respeto a la patria”, “El respeto a la especie humana”, “El respeto a la naturaleza” y por último “Los límites de la voluntad moral” (Alfonso Reyes, Obras Completas, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2005). No cabe en este breve espacio editorial resumir el interesantísimo contenido de las “lecciones”, pero sí señalar que cualquier lector objetivo, no parcial y de mente abierta, coincidirá con lo positivo que resultan las recomendaciones reyistas. El cristianismo como única religión verdadera y civilizatoria era lo correcto en el mundo de Reyes y de acuerdo a la doctrina católica; semejante exclusividad se omitió en la Cartilla Moral del lopezobradorismo porque el México del 2019 es variado religiosamente hablando, aunque un ortodoxo de la doctrina criticaría el relativismo que hoy afecta a muchos creyentes. Pero aparte de lo anterior que, repito, fue omitido, el documento de Reyes y el de AMLO abundan en la moralidad que debe existir en el pueblo mexicano para que haga el bien, para que respete con un buen comportamiento la salud de su cuerpo y del cuerpo social. Subraya el valor de la familia, que la primera y más importante educación se da en el seno del ámbito familiar y abunda el documento reyista, lo mismo que el actual, en la responsabilidad de los padres de familia por formar correctamente a sus hijos: si el padre es ladrón o peor, asesino, el ejemplo familiar es nefasto. El obrar bien resultará en una mejor convivencia social, por ello se recalca en las dos cartillas las normas de urbanidad y cortesía. Estimado lector, en el mundo contemporáneo, no se ha molestado muchas veces por lo barbaján de diversos comensales en restaurantes, bares e inclusive en teatros. ¿No hemos criticado a lo largo de los últimos años que, en términos generales, los mexicanos obran para sí mismos y se olvidan de que viven en sociedad?: el vecino que tira basura, el conductor que se pasa un alto, el borracho (a) que insulta a los agentes de tránsito quienes le hacen ver su falta. El “gandaya” que se aprovecha y abusa de una circunstancia donde el resto se comporta bien…en fin los ejemplos son infinitos. Vale la pena recordar que la comentocracia ha insistido en que uno de los mayores males de la sociedad mexicana contemporánea es su falta de civismo, su incivilidad, su inmoralidad que aunque no total sí es peligrosamente grande.
La cartilla moralizante del actual gobierno también se divide en doce apartados y le agrega dos resúmenes (que serán los más útiles para sus propagadores). Retoma de una manera libre la intención de los títulos originalmente propuestos por Alfonso Reyes y reproduce algunos párrafos del texto original dándole sentido a cada apartado. Las ideas reyistas van acompañadas de extensos comentarios, que, a mi modo de ver, dificultan la comprensión para un lector lego en temas de moralidad pública, de filosofía sobre el comportamiento humano y finalmente pero por ello mismo esencial: la cartilla es una lección de ética. Las críticas que, como era obvio, no esperaron ni 24 horas hablan de adoctrinamiento. No lo es. Otros han subrayado que el estado no debe meterse en mis creencias, en mi sexualidad, en mi sociabilidad, lo que nos lleva a una discusión muy antigua y que en el caso concreto de México tuvo un episodio muy interesante en los debates durante 1856-1857, relativos al artículo constitucional sobre la libertad religiosa. Lo que mi experiencia me dice, es que un estado responsable para con sus ciudadanos cuida las libertades, pero reprime los libertinajes (Gran Bretaña, España). ¿Dónde está la frontera? Ello se define respecto a la interacción del individuo y la sociedad donde aquél se desenvuelve: cosas que se pueden y otras que no.