*Cancelación del NAIM, la Punta del Iceberg
*Y la Anunciada Elevada Deuda de Pemex
Con apenas 52 días de gobierno formal, el de Andrés Manuel López Obrador vive el largo invierno económico. Las calificadoras bajan las estimaciones de crecimiento. Los bancos más influyentes de Estados Unidos y Europa reducen al 1 por ciento el PIB para este año y el presidente responde: “Yo acepto los desafíos, si ellos dicen uno por ciento, yo digo más de dos; o sea, digo el doble. Y está grabado, entonces vamos a ver quién tuvo la razón”.
Inflación, reducción de inversión extranjera directa (IED), pago del servicio de la deuda, programas sociales que devorarán el presupuesto de egresos, cancelación del NAIM, inicio del Tren Maya, crisis de gasolinas, quiebra técnica de Petróleos Mexicanos, baja de impuestos en la frontera norte, desempleo por la automatización de empresas, entre otros muchos rubros fueron analizados por bancos y calificadoras y el resultado es menor crecimiento en 2019.
Otro de los problemas que enfrentará el gobierno del presidente López Obrador será el precio del petróleo. En el Presupuesto de Ingresos de 2019, la Secretaría de Hacienda estimó un valor de 55 dólares por barril, mientras que Morgan Stanley espera que los precios del petróleo WTI promedien los 54 dólares por barril el 2019, frente a un pronóstico anterior de 60 dólares, con el cual se elaboró el presupuesto de este año.
Junto con el probable descenso de los precios del crudo se presenta la desaceleración de exportaciones y el incremento de importaciones petrolíferas.
La cancelación del fracking que aventuraba la extracción de gas shale y considerables cantidades de crudo como la nueva alternativa para contar con más crudo, afectó las estimaciones de crecimiento. También la amenaza de dejar sin efecto las licitaciones de la Ronda 1 y sus subsecuentes, porque el presidente califica de “fracaso absoluto la reforma energética”, peso en el análisis de los especialistas financieros del mundo que habían volteado la mirada hacia México por la batería de reformas estructurales gestadas en la administración de Enrique Peña Nieto.
TODO COMENZÓ…
De acuerdo con los análisis de calificadoras como Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings, han venido cambiando sus criterios. Las dos primeras estimaron antes de las elecciones que de ganar Andrés Manuel López Obrador no se afectaría la estabilidad económica a diferencia de la tercera que mantuvo la alerta.
Aunque durante la campaña AMLO vendió la idea de que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) sería cancelado, después de su victoria y de reuniones con los representantes del poder económico en México agrupados en el Consejo Mexicano de Negocios y en el Consejo Coordinador Empresarial dejó la ventana abierta para que fuera la iniciativa privada la que siguiera con los trabajos. Sin embargo, a través una “consulta popular” realizada entre el 25 y el 28 de octubre pasado en la que se contabilizaron un millón 57 mil votos de los cuales 747 mil, 69.95 por ciento, el presidente decidió respetar la decisión popular y ordenó la cancelación de la obra aeroportuaria más importante en América Latina de las últimas décadas.
Ante el anuncio, el todavía presidente Peña Nieto externó que su gobierno seguirá con la construcción del NAIM hasta el último día de su mandato, el 30 de noviembre. “De mantenerse la decisión de cancelar la obra, a partir del 1 de diciembre, el próximo gobierno tendrá que hacer frente al pago de compromisos, los cuales probablemente requerirán el uso de recursos fiscales adicionales al impuesto que pagan los usuarios del aeropuerto”.
A causa de la cancelación del NAIM se perdieron, hasta, 500 mil millones de pesos y habrá que añadir el incremento que registrará la obra al seguir en construcción cuando menos hasta junio próximo.
Por si fuera poco, el gobierno decidió la construcción de 2 pistas más torre de control, salas, infraestructura vial y demás, en el aeropuerto militar de Santa Lucía. Es momento en el que se desconoce el costo final, pero se calcula en 70 mil millones de pesos.
Y DESPUÉS SIGUIÓ…
Uno de los factores que preludian el “largo invierno económico” es la inflación.
De acuerdo con informes oficiales del Banco de México (Banxico) y del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) revelan que la inflación perdió la meta del 3 por ciento anual en 2017, año en la que registró 6.77 por ciento apenas superada por la del año 2000 que alcanzó 8.66.
El pronóstico de los especialistas consultados por Banxico, modificaron sus previsiones para 2019, de 3.74 a 3.8 por ciento.
El equipo económico del presidente López Obrador tiene estimaciones de 3.4 por ciento.
Sin embargo, Bank of America y Credit Suisse coinciden en que la inflación en México alcanzará 4% este año.
“El producto interno bruto y el índice de precios al consumidor son dos de los aspectos más importantes de una economía saludable. Estos se afectan directamente entre ellos, y solamente el crecimiento estable puede compensar los efectos negativos que pueden tener entre sí”, señala un trabajo escrito por Carmen Grant que será publicado el primero de febrero próximo.
La ecuación conlleva a examinar el crecimiento PIB para 2019 y conforme a los datos hasta ahora conocidos, el pronóstico es que será de entre 1 y 1.2 por ciento, 55 por ciento menos al 2.5 registrado en 2018.
Esto equivale la reducción del crecimiento estable, como menciona Grant.
LOS BONOS AHÍ SIGUEN…
Aunque el gobierno de la República negoció pagar mil 800 millones de dólares a los tenedores de bonos lanzados por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México –una sociedad anónima de capital variable- todavía quedan en posesión de particular cuatro mil 800 millones de dólares.
El gobierno tuvo que ofrecer “premios” para aquellos tenedores de largo plazo. Pero ahí está la deuda.
LA QUIEBRA DE PEMEX…
Hace un par de semanas, funcionarios de las secretarías de Hacienda, Energía y de Petróleos Mexicanos acudieron a Nueva York para explicar el plan de negocios de la petrolera y la respuesta de los inversores y financieros fue contraria a lo esperado.
Por esos días se dio a conocer que Pemex tiene la deuda más alta de todas las petroleras del mundo y que alcanza los 90mil millones de dólares, superior a los activos de la empresa.
Con estos elementos, los más visibles, entre otros, los analistas financieros no solamente de México sino de entidades supranacionales, pronostican un “largo invierno económico”.