Por Jesús Michel Narváez
Durante meses, las “cebras” en las calles circundantes a Palacio Nacional, estuvieron maltratadas. Las manifestaciones de reclamantes por diversas razones, pintarrajeaban el asfalto y aprovechaban las líneas blancas para escribir sus mensajes con tintas oscuras.
No parecía tener mayor interés el gobierno de la Ciudad de México por resanar los daños. Total, la austeridad republicana justifica todo.
Sin embargo, en ese todo no está contemplado que la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, se lleve una mala impresión por encontrar descuidos en el “asiento del virrey” que habita -temporalmente- en Palacio Nacional.
Por ello y como consecuencia de que desde el lunes la Ciudad de México se vuelve ambientalista: se pinta de verde en el semáforo epidemiológico, se cerraron los accesos al Zócalo. Y no, no se crea que por razones de seguridad para la primera mujer en ser la segunda de a bordo de un gobierno en Estados Unidos.
Todo se debió a las brigadas que “reparaban” las rayas en el asfalto para que lucieran su “aureola sumamente alba”.
Conocida la agenda pública -la privada es eso: privada- que cumplirá la señora Harris durante su visita a México el próximo martes y en la que utilizará 2 horas para escuchar al presidente López y ella exponer lo que su gobierno pretende, se advierte que habrá más reclamos que apapachos.
Quizá si la visitante se convence de que la capital del país es una “ciudad limpia, que cuida el medio ambiente, en donde no hay inseguridad ni violencia; en la que los ambulantes forman parte del ‘mito genial’ y las manifestaciones son invento de los neoliberales”, no sea tan dura y estricta en sus expresiones, planteamientos y solicitudes ante el que será su anfitrión.
El pasar a semáforo verde, además de las implicaciones electorales que tiene, busca demostrar a la vicepresidenta que “en México se hacen bien las cosas” y que la pandemia ha sido doblegada.
El Zócalo no es la Ciudad de México. Es su corazón, pero tiene arterias por las que no circula el agua y tampoco los inmunizantes. Venas por las que no se oculta la violencia, la inseguridad, la marginación, el hambre.
A esos conductos no se le llevará a la mujer que posee el poder que el pueblo -bueno y malo- le otorgó durante las elecciones de noviembre de 2020.
La zona definida para que observe, disfrute, se convenza de las bondades que existen en la capital del país, es un cuadrante: Zócalo, Zócalo, Zócalo, Zócalo.
Ahora, si se generan las marchas por el resultado de las elecciones, tanto de morenos cono de oposicionistas, entonces la señora Harris llegará en el helicóptero que se posará en la Plancha de la Constitución.
Desde el aire podrá observar lo que no le quiere enseñar.
Por cierto, la Jefa de Gobierno ni aparecerá en la foto de la reunión porque no está convocada, salvo que su jefe logre su presencia.
En fin, temas baladíes para el fin de semana, porque mañana será EL DÍA de los mexicanos.
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