Socios y encargados de salones de baile en la Ciudad de México se resisten a que estos lugares de esparcimiento desaparezcan tras la suspensión de actividades de más de un año por la pandemia de Covid-19, y buscan reactivarse de diferentes maneras, pues los dan en alquiler para locaciones de películas, dan servicio de restaurantes con espectáculos en vivo o sobreviven con préstamos.
La ciudad se encuentra en el color amarillo del semáforo epidemiológico, para el verde se prevé la apertura de los salones de baile, por lo que las presentaciones de las orquestas y conjuntos de moda tardarán en volver a presentarse ante quienes gustan bailar al son que les toquen.
En tanto, músicos y bailarines buscan reactivarse de diferentes maneras, unos dan clases individuales al aire libre y virtuales a alumnos; y los últimos se reúnen con amigos en casa a fin de bailar y mantenerse en forma.
Durante un recorrido por lugares con tradición como el Gran Salón de Tlatelolco, Tropicana, Los Ángeles, El Caribe, Gran Forum, La Maraka y el California Dancing Club (mejor conocido como el Califa) sus encargados reconocieron que reabrirán cuando el semáforo epidemiológico de Covid-19 esté en verde, aún no tienen preparado un cartel de lujo porque no saben la fecha en que eso ocurra.
Sin embargo, el Gran Salón de Tlatelolco ya hizo circular una programación para los días 10, 11 y 12 de junio con la presentación de grupos como La Chomba y los López, la Orquesta Revelación, Sonora Villa del Mar, una de tantas Sonora Dinamita y la Real Danzonera. Se ofrecerá una cena y una bebida y, además, permitirá sólo 30 por ciento de aforo
Miguel Nieto, socio y director del Salón Los Ángeles, manifestó su disposición de evitar que el local cambie de giro “mientras lo podamos sostener”, dijo en la puerta de ese sitio legendario que en los años 70 presentó un gran cartel con la Sonora Matancera y sus solistas Daniel Santos, Carlos Argentino y Bienvenido Granda, entre otros, y que compartió la tarima con El Gran Combo y La Sonora Dinamita, que ya era famosa en Colombia.
Mientras tanto, presta el escenario del lugar, enclavado en la colonia Guerrero, para grabar un programa de televisión de Canal 11, hacer sesiones de fotografías y vive de préstamos bancarios, pero confió en salir adelante.
Durante una entrevista, anunció que a finales de julio celebrará el cumpleaños 84 del salón, cuyo eslogan es “quien no conoce Los Ángeles, no conoce México” y su autor fue su padre, Miguel Nieto Hernández.
Inaugurado en 1955 con el nombre de Maxims, luego se le llamó Margo, ahora la Maraka “el palacio de la Salsa”, prepara una comida show para el 29 de mayo con la presentación de la Sonora Santanera y de invitados Alejandra Avalos, Jorge Muñiz y Sheyla.
“Sin embargo, por el momento nada de bailar”, precisó Ernesto García, uno de los vendedores de eventos del lugar, quien dio a conocer se quiere mantenerlo abierto, por lo que de momento ofrece servicio de restaurante con espectáculos en vivo, aunque, reconoció, que eso no es suficiente para sobrevivir y se han empleado los ahorros.
Como se ignora para cuándo se puedan organizar bailes, apuntó que no se tiene un gran cartel preparado y es que las personas aún no quieren venir a aglomeraciones.
El Miller, ubicado en la colonia Roma, de plano ya cerró sus puertas definitivamente y el local se puso en renta; mientras que El Califa es rentado como locación para películas.
Vestido elegantemente con una guayabera, pantalones claros y zapatos impecables, Antonio Martínez mira la fachada del Salón Caribe, ubicado en San Cosme, con el deseo de que ya abra nuevamente, porque este año sin bailar ha sido muy triste “hasta las máquinas se pegan” y es que danzar, aseguró, es un deporte.
Recordó los años que bailó con las sonoras Maracaibo, la Santanera y la Matancera y que su afición la trae prácticamente desde pequeño, y es que la música se siente y le mueve a uno los pies, rodillas, cintura y hombros.
Originario de Veracruz, narró que también bailó rock and roll, twist, pero a últimas fechas le ha llamado mucho la atención la salsa y que ha visitado Cuba y Puerto Rico, países en los que la música afroantillana se vive en las calles.
Por el momento, no le queda otra que más que bailar en una que otra fiesta familiar y con amigos.
En el estacionamiento del salón Gran Forum, cerrado hasta nuevo aviso, Isidro Martínez da clases individuales de trompeta y en línea, a veces le cae una grabación que también hace en forma virtual y se las remite a sus clientes en Colombia y Miami.
“Así es como me he mantenido, luego de la suspensión de actividades musicales por el Covid-19”, y pronosticó que la reanudación de los conciertos y bailes será gradual, con un aforo del 40 a 50 por ciento y bajo medidas sanitarias estrictas.
Integrante de un conjunto de música pop, que acompaña a Alejandro Fernández, dijo que en septiembre se tienen planeadas una serie de presentaciones con ese cantante en los Estados Unidos, donde ya se permitirán espectáculos con un 80 por ciento de la capacidad de los auditorios.
Finalmente, con una trayectoria de 50 años de trompetista lamentó que tras el Covid-19 la música en vivo pase por un mal momento.