El Gobierno de México, a través de su cónsul Guadalupe Sánchez, reclamó al gobernador de Nebraska, el republicano Pete Ricketts, por excluir a migrantes indocumentados del plan de vacunación contra COVID-19.
En el texto, la cónsul argumentó que “la posibilidad de recibir la vacuna contra COVID-19 debería basarse en medidas de salud pública” y destacó que, en contraste, el Gobierno de México se comprometió a aplicar la vacuna a todas las personas que residen en territorio mexicano, al puntualizar que no habrá discriminación por “nacionalidad o estatus migratorios”.
La carta responde a la petición hecha el miércoles por el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de ocuparse de lo dicho por el gobernador de Nebraska.
El republicano Ricketts sugirió el lunes que los indocumentados no recibirían el antídoto pese a ser esenciales para la industria de alimentos del estado.
En Nebraska, dos de cada tres de los 26 mil 600 empleados de la industria de la carne son indocumentados, según datos del Instituto de Política Migratoria (Migration Policy Institute) citados por la cónsul Sánchez.
La diplomática también reportó la muerte de 16 ciudadanos mexicanos en Nebraska que trabajaban en la cadena de suministro alimenticio. Además, casi 70 por ciento de los migrantes sin papeles son trabajadores esenciales, según compartió Maki Teramoto, directora general de Protección a Mexicanos en el Exterior de la SRE.
López Obrador recordó el miércoles que en Estados Unidos solo han aplicado 5 millones de vacunas, por lo que aún hay oportunidad de gestionar la inclusión de indocumentados.
En Estados Unidos hay cerca de 10.5 millones de migrantes indocumentados, según datos del Pew Research Center. De ellos, un estimado de 47 por ciento son mexicanos, lo que equivale a 4.9 millones.
Ante una pregunta expresa, López Obrador aseveró que México sí vacunaría a sus paisanos en Estados Unidos si los gobernadores les niegan el acceso al fármaco.
México, que acumula casi 1.5 millones de casos y cerca de 130 mil muertes por COVID-19, es de los primeros países en iniciar la vacunación. Sin embargo, el país solo ha recibido poco más de 100 mil dosis del antídoto de Pfizer y BioNTech, todos aplicados a personal sanitario.