Ofrenda en Palacio Nacional conjunta la riqueza de cosmovisiones del país

Como parte del Día de Muertos, este año la ofrenda Una flor para cada alma que se colocó en el Palacio Nacional resultó una conmemoración histórica que dio cuenta de la riqueza de culturas y cosmovisiones del país al convocar a representantes de 20 comunidades indígenas con el fin de instalar sus ofrendas y llevar a cabo ceremonias para honrar principalmente a los mexicanos víctimas de la pandemia de Covid-19.

En punto de las 18 horas de ayer se encendieron decenas de velas colocadas en el patio central del recinto como parte de la ceremonia del pueblo nahua de Puebla.

El viernes había sido el turno de las comunidades yaquis, con la ceremonia Saludo al Sol, que fue encabezada por el gobernador tradicional de Pótam, Sonora, José Ángel Maldonado. Posteriormente, la rezadora mazateca Teresa Ríos García llevó a cabo una ritual tradicional y, este lunes, al mediodía, tocará el turno a la ceremonia tradicional wixárika.

En el Palacio Nacional, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, altares procedentes de todo el país celebraron la memoria de nuestros difuntos, en un Día de Muertos que, precisamente por todo su sincretismo, fue declarado en 2008 patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Se trata de una festividad en la que no sólo se comparten antiguas prácticas ceremoniales que mezclan costumbres precolombinas y la tradición católica, sino diversidad de expresiones sustentadas en la pluralidad étnica, cultural y lingüística de México.

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