El Vaticano afirmó hoy que “la eutanasia es un crimen contra la vida humana“, “acto intrínsecamente malo, en toda ocasión y circunstancia”, y criticó a los países que la autorizan con sus leyes porque “son cómplices de este grave pecado”.
“Aquellos que aprueban leyes sobre la eutanasia y el suicidio asistido se hacen, por lo tanto, cómplices del grave pecado que otros llevarán a cabo. Ellos son también culpables de escándalo porque tales leyes contribuyen a deformar la conciencia, también la de los fieles”, añadió.
La carta explicó que las “leyes que legitiman formas de suicidio asistido y de eutanasia voluntaria de los enfermos más vulnerables” niegan “los límites éticos y jurídicos de la autodeterminación del sujeto enfermo, oscureciendo de manera preocupante el valor de la vida humana en la enfermedad, el sentido del sufrimiento y el significado del tiempo que precede a la muerte”.
El único derecho, argumenta, es el de “tutelar la vida y la coexistencia entre los hombres”.
“Nunca le es lícito a nadie colaborar con semejantes acciones inmorales o dar a entender que se pueda ser cómplice con palabras, obras u omisiones”, justifica.
Los países deben reconocer “la objeción de conciencia en ámbito médico y sanitario” y, si no lo hacen, la Congregación para la Doctrina de la Fe indica que “se puede llegar a la situación de deber desobedecer a la ley, para no añadir injusticia a la injusticia, condicionando la conciencia de las personas”.
Ayudar a un enfermo a morir, aunque este lo pida, es un acto que no reconoce la autonomía del paciente y demuestra un desconocimiento “del valor de su libertad”.
Tampoco es una acción compasiva, apuntó la carta, porque “compasión no es provocar la muerte sino acompañar al enfermo”.
“No es lícito suspender los cuidados que sean eficaces para sostener las funciones fisiológicas esenciales, mientras que el organismo sea capaz de beneficiarse”, dijo el texto.
Admitió que “no se puede pensar en la vida física como algo que hay que conservar a toda costa” y que “la medicina debe aceptar el límite de la muerte como parte de la condición humana”.
Pero hasta ese momento, el enfermo debe poder sentirse acompañado médica, psicológica y espiritualmente en su dolor, ser escuchado y sentirse comprendido, concluye el texto.
El pasado sábado el papa Francisco recibió en el Vaticano a la cúpula de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y, entre otros temas, conversaron sobre la eventual aprobación de la ley de la eutanasia en España.
El presidente de la CEE, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, reconoció posteriormente ante los medios españoles en Italia que el papa siente preocupación por este asunto, porque “se refiere a la vida, que se desarrolla desde que “el niño que está en el seno de su madre hasta que muere”.